- domingo 01 de diciembre de 2024 - 12:00 AM
Aprendí a contar, leer, escribir y seguiré haciéndolo. Es parte del hilo extenso de asimilación de conocimientos de la mano de maestros, educadores y docentes, profesionales dedicados a cultivar el amor por las letras, los números, el análisis, la crítica constructiva y el deseo insaciable de seguir nutriendo el intelecto, formando carácter y trazando caminos para nuestro crecimiento personal, familiar y ciudadano.
En broma y en serio recordamos métodos “aleccionadores” que funcionaron en su momento para muchos, desde el borrador que “volaba” sobre las cabezas, el metro que apuntaba al tablero pero también al aire en señal de advertencia (solo quedaba en eso), la voz fuerte de la docente que, con hoja en mano cual si fuera el diploma de sexto año, decía: “de sus notas depende recibirlo y que no desaparezca”, al tiempo que iba rasgando los extremos. Ni hablar de aquella que calificaba los exámenes en el salón con bolígrafos de color negro y rojo....Ya sabíamos la connotación.
Y es que más allá de las advertencias, está la figura docente que, con formación enseña con pasión. ¿Y será que existe en la actualidad? ¡Por supuesto que sí! Las circunstancias amoldan al ser humano; sin embargo, el ímpetu por enseñar con calidad y a pesar de las dificultades, se mantiene. Hoy corresponde insertarnos en materia digital, apuntar a la inclusión, integrarnos y no excluirnos del contexto regional y mundial.
Persisten brechas educativas, eso es innegable, mas sobresale el docente que, independientemente del pago tardío, de lo inhóspito del lugar donde enseña, de las carencias en cuanto a herramientas se refiere, enseña y lo hace bien. Parte de la base que es agente de cambio y de transformación. Hoy, en el Día del Maestro, queda en nosotros el justo reconocimiento a tan valioso aporte, no contable sino constante y duradero en el tiempo, ¡Gracias por todo!