- jueves 02 de febrero de 2023 - 12:00 AM
Disparidad acentuada
Paradojas de nuestro desarrollo. En América Central, Panamá lidera el desarrollo: primero en el índice desarrollo humano y primero en el ingreso per cápita. Por encima de sociedades más organizadas, incluso modelo de valores democráticos, como nuestra vecina occidental Costa Rica.
La inequidad, por supuesto, campea, y también estamos en el estrellato, en la región y en el continente. No hablemos de la miseria en las comarcas y en bolsones urbanos, que, en conjunto, completan un millón de personas.
El desafío de nuestro tiempo, que tiene como principal rival la corrupción, es disponer de las oportunidades, capacidades y posibilidades para afrontar ese flagelo. Con enfoques y objetivos directos, procesos y resultados. Más allá de las políticas oficiales, los ciudadanos deben ser proactivos par influir en el proceso que determina sus vidas.
El desarrollo humano trata de un enfoque más amplio que otros, como el de recursos humanos, el de necesidades básicas y el de bienestar humano.
En este espacio forma de ese acostada, de 77 mil kilómetros cuadrados, somos el país de América Central con el más alto Índice de Desarrollo Humano (#57); la economía latinoamericana que más creció durante la última década, y que logró una reducción sustantiva de la pobreza y un aumento notable en el volumen de empleo (aunque persiste el subempleo, incluso en la esfera oficial); es la sociedad más abierta al mundo de nuestra región, en términos de inversión extranjera por habitante, del coeficiente de importaciones/exportaciones, o de las tasas de inmigración. (Costa Rica es el # 60).
Dentro de ese Panamá pujante e insertado al mundo, hay el Panamá de los trabajadores informales y de los barrios populares que crecen alrededor de las ciudades, el Panamá de los campesinos, el de las comarcas indígenas, el Panamá de los afrodescendientes, el de los jóvenes fuera de la escuela y sin trabajo (ninis, ni trabajan ni estudian), el de los niños y niñas desnutridos. Economía es ultrainformal y fea, acentuada con la presente pandemia.