Deje los rencores para después

El espíritu forma parte de esa fuerza invisible que nos motiva a ser más seguros, íntegros y a trabajar por el cultivo de los asuntos de Dios. La espiritualidad nos da armonía, nos permite estar en paz con los demás, con uno mismo y con Dios. El mejor alimento para hacerla crecer es la oración.

Con ella trabajan otros elementos inmateriales que forman un conjunto de sentimientos los cuales terminarán conformando un cuerpo físico más fuerte. Si quieres tener buena salud mental dale paso a la espiritualidad. Y es que el espíritu te dará apoyo en las situaciones más difíciles. La prueba de lo que digo la encontramos en nuestro Maestro Jesús. A pesar de los momentos aciagos que le venían, nunca se apartó de la oración, de la comunicación constante con el padre. Él buscaba la fuerza necesaria para sobrellevar lo que se avecinaba.

Estamos en plena Semana Santa. No hay que esperar ocasiones como esta para fortalecer el espíritu. Así como alimentamos el cuerpo también será importante hacerlo con el espíritu y la mejor vitamina será la oración y la comunicación constante con Dios. No solo se practica en los momentos difíciles... es necesario hacerlo siempre. Un espíritu débil nos llevará al estrés, zozobra, ansiedad, lo que se traducirá en enfermedades.

Podemos aceptar con resignación lo que no se puede cambiar o controlar. Si quieres trascender el dolor y el sufrimiento cultiva un espíritu fuerte. Observa cómo actúa una persona de espíritu fuerte frente a la adversidad. Allí verás la diferencia con quienes no abonan, de manera constante, la espiritualidad. ¡Gracias Señor por permitirme estar en este mundo con sus dolores y alegrías... permite que no me aparte de ti y sobre todo hazme un multiplicador de tus enseñanzas! Abrazos y que Dios nos bendiga.