• jueves 06 de junio de 2024 - 12:00 AM

Deja vu

Del francés déjà vu, que significa literalmente algo ya visto

Discriminación, estigmatización

El significado de ambos vocablos es similar cuando se refiere a aquel reprochable trato de inferioridad en perjuicio de alguien por algún motivo. Es exclusión. El flagelo de la discriminación corroe a muchas personas. Relacionada con el cristianismo, en estigmatización se carga el sentido: es afrenta, infamia; las marcas con un hierro candente, y la impresión milagrosa a alguien de las llagas de Cristo. Ambos son sustantivos verbales que terminan en el sufijo ‘ción’.

Deja vu. Del francés déjà vu, que significa literalmente algo ya visto. Se refiere a la paramnesia, que es aquella alteración de la memoria por la que el individuo cree que recuerda situaciones que no han ocurrido o modifica algunas circunstancias. Con frecuencia se atribuye a un sueño, y en algunos casos existe la firme convicción de que la experiencia ocurrió en realidad. ¿Usted ha experimentado un deja vu o paramnesia? Usemos el deja vu, galicismo, pues no existe un españolismo popular con ese significado. ¿Tiene un deja vu que sí existe?

Maestro. De latín magíster. Es la persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo. Es aquella persona de mérito relevante entre las de su clase. En ese caso no se necesita el título. Es un título honorífico que por aprecio se expresa a poetas, pintores, músicos. También es el título de quienes estudian en las escuelas normales para dictar clases en el nivel primario de educación. En México y otros países es aquella persona que posee un título de maestría. En nuestro medio es común magíster/magistra para quienes ostentan una maestría. (No me perderé la exposición pictórica del maestro Botero).

Magistra. Mujer que ostenta un título de maestría. Magíster es el sustantivo masculino. En el último decenio se han puesto de moda los estudios de maestría en Panamá. Los términos magistra/magíster se usan corrientemente. Aunque es común emplear incorrectamente la segunda opción tanto para varones como para mujeres. Leo en los diarios, con la correspondiente fotografía, el título. “Nueva magíster”. Lo correcto: “Nueva magistra”.

Sílabas con taquicardia. La segunda sílaba de pergeñar aturde a mucha gente. Se pronuncia: ‘gre’ o ‘gue’. Son vicios cometidos, incluso por gente culta e inteligente. Pergeñar es aquella habilidad de disponer o ejecutar algo con más o menos habilidad. (Pergeñó el borrador de su ensayo). A cónyuge le sucede algo similar. Se pronuncia ‘cónyugue’. En vez de ‘ge’, ‘gue’. Lo correcto: cónyuge, sustantivo común sinónimo de otro común, consorte: marido respecto de la mujer, y viceversa. Ni me pregunten por el desaguisado, que ocurre con ‘padrastro’ y ‘madrastra’, en las que se guillotina la ‘r’ de la sílaba final. La mutilación se parece al desplazamiento de fonemas. Alguien pronunció un ‘dezlenable’ (juro que sí), por ‘deleznable’, adjetivo que significa despreciable y de poco valor; poco durable y de poca resistencia.

Majadero. Necio y porfiado. Majar es molestar, cansar, importunar. Con esos significados, provienen del verbo majar, que es golpear el grano para separar la paja.

Suponte. Una lectora me advierte sobre el inaceptable ‘ponte’ por ‘suponte’. En el sistema de conjugación no deben desarrollarse malabarismos. ‘Suponer’ es dar por sentado y existente algo; o sencillamente conjeturar, deporte caro en el país de las maravillas. ‘Supón’ es la inflexión imperativa. ‘Ponte’ es pedirle a alguien que se coloque o situé en un lugar. ‘Ponte’ es el imperativo de ‘poner’, que es situar a alguien o algo en un lugar. ‘Ponte’ y ‘suponte’ tienen significados distintos.

Funcionario. Son comunes las expresiones de frases chuecas como “funcionario público”, “talento humano” y “personal humano”. ¿Acaso hay algún funcionario que no sea público? Si léxicamente es así, no me enteré. ‘Funcionaria’ o ‘funcionario’ es aquella persona que ocupa un empleo público. No es vocablo que se refiera a trabajador de otra área que no sea la pública. Quién hace entender esta convención a la leguleyada local. ¿El talento y el personal no son en esencia humanos? ¿El absurdo de la reiteración florea la frase? En un letrero gigante al frente de un centro no oficial de estudios se lee: “Estudios profecionales”. Con ‘c’. El padre que matricule en esa escuela a sus hijos puede recibir un producto adulterado. Lo correcto: “Estudios profesionales”.

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