El edadismo (del inglés “ageism”) significa discriminación o prejuicio hacia una persona por su edad. Puede afectar tanto a personas mayores como a personas jóvenes. En nuestra realidad actual, cuando nos enfrentamos a la cada vez mayor digitalización de los servicios —ya sea para solicitar una reparación, hacer un pago o concertar una cita médica—, se ha implantado, sin vuelta atrás, la gestión por WhatsApp, lo cual plantea un desafío frente al edadismo.
Recientemente tuve un desperfecto con mi lavadora y, al conseguir finalmente dar con el taller de servicio de la marca del aparato, me encontré con que la atención era exclusivamente por WhatsApp. Debía mostrar por video qué le pasaba al aparato y, para requerir el servicio, me pidieron pagar por adelantado la visita, enviar el comprobante de pago a su cuenta y entonces sí me asignarían la hora en que el técnico evaluaría el daño. Obviamente, todo esto fue por WhatsApp, incluida la sustentación de la transferencia bancaria o el Yappy.
El técnico llegó puntual, debo reconocerlo, y después vino la cotización de las piezas y la solicitud del pago por adelantado para pedirlas, con su correspondiente sustentación, todo nuevamente por WhatsApp.
Yo entiendo de tecnología —por lo menos la básica— y manejo mis cuentas y servicios mediante ella, pero me asalta la duda: ¿qué hacen los adultos mayores ante tanta tecnificación? Si bien no todos están familiarizados con estas herramientas, algunos ni siquiera están en la capacidad (o en la voluntad) de entrar en ese mundo.
Así como los servicios públicos, al menos los básicos, deben incluir una opción de atención en inglés (por aquello de la gran cantidad de residentes de habla inglesa que tenemos en el país, o a los que aspiramos atraer), de la misma manera debería haber una opción para que cualquier persona que lo requiera pueda solicitar asistencia —sea del tipo que sea— mediante una simple llamada telefónica, y pueda pagar en efectivo o hasta con un cheque.
Ya estamos en la era en la que, hasta los raspaos, las frutas o lo más básico se pagan por Yappy. Pero, para ser incluyentes, debemos pensar en aquellos que no pueden realizar sus gestiones a través de estas opciones.