La presentación del proyecto para reformar la Ley 51 de 2005, orgánica de la Caja de Seguro Social, marca el punto de partida de una carrera supuesta a culminar, con resultados positivos, antes de que finalice el año 2024. Que eso ocurra dependerá de que la mayoría de las voluntades involucradas, pero debidamente informadas, puedan concurrir a ese propósito.
Es un hecho positivo que el Órgano Ejecutivo, responsable de proponer el proyecto haya cumplido con su compromiso de presentarlo en la fecha anunciada y que, en el acto realizado en la presidencia, se hayan dado explicaciones sobre los principales contenidos del proyecto de ley; pero, por la extensión y el alcance de las reformas, esas explicaciones fueron apenas un prólogo.
Es igualmente positivo que los responsables de la comisión de la asamblea a la que corresponderá evacuar el primer debate del proyecto, hayan anunciado la celebración de “consultas” en todas las provincias para escuchar las reacciones a sus contenidos. Pero para que esas consultas puedan ser efectivas, deben ser precedidas de una amplia divulgación del texto del proyecto de ley. Recomendable, por tanto, pero además imprescindible, es que, previamente se divulguen íntegros los textos específicos de las reformas propuestas.
Las explicaciones de los voceros presidenciales fueron solo una “semblanza” de las principales reformas propuestas, pero es solo la lectura de los textos originales que, recomendable es que sean publicados con tablas que los comparen con los actualmente vigentes, la que permitirá precisar la sustancialidad de las reformas y precisar criterios sobre su conveniencia.
Para asuntos de menor trascendencia, es frecuente que se publiquen páginas enteras de anuncios gubernamentales. En el presente caso, tal vez, como en ningún otro, es necesario, imprescindible, que esa publicación se haga, mediante un suplemento insertado en todos los diarios nacionales. El conocimiento previo, pero detallado en textos que puedan leerse y compararse es un requisito de necesario cumplimiento para cualquier debate público, adecuadamente informado, de las reformas propuestas.
Ojalá que esa recomendación no caiga en saco roto.