- jueves 30 de marzo de 2023 - 12:00 AM
Corte Interamericana se inmiscuye en política nacional
Al tapete la lucha entre transexuales, homosexuales o lesbianas y los heterosexuales. Los homosexuales quieren imponerle al mundo su condición sexual como una norma y reclaman como derecho el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En algunos países, algunas personas se casan con animales, objetos, consigo mismas y personas del mismo sexo. A eso le llaman normal. Lo peor de esta situación es que son menos de 0.001% de la población y quieren imponer al 99.999% su condición que a todas luces es antinatural, anormal, porque es imposible la procreación entre ellos y sería la extinción de la especie humana. La homosexualidad es una condición.
No vamos a entrar en estudios de comportamiento (psicológico/psiquiátrico) o genéticos. Hay que respetar la forma de ser y a cada uno por igual.
La modificación médica o cambio de sexo no modifica su condición natural, genéticamente se definirá con el sexo de nacimiento.
En el año 2017 los homosexuales promovieron la Ley 61, la cual pretendía implementar la Educación Integral Sexual, para imponer sus modismos, pero se les vino abajo aún con el apoyo de algunos diputados y jerarcas del gobierno, producto de una marcha multitudinaria, de miles y miles de personas que cubría muchas calles de la avenida central del distrito de Panamá.
La Corte Suprema de Justicia (CSJ) rechazó la aprobación del matrimonio entre personal del mismos sexo (o igualitario), por lo cual se mantiene en Panamá que el matrimonio es ‘entre un hombre y una mujer', tal cual lo expresa el Código de la Familia.
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, inmiscuyéndose en la autodeterminación de los pueblos, entra al análisis de nuestra Constitución Política e insta a los pueblos a reformar sus leyes para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Una posición diabólica, aberrante e irrespetuosa que debe ser repudiada por el mundo entero. Solo la CSJ puede interpretar nuestra Constitución y lo hizo. No al matrimonio igualitario. Dios te salve, Panamá.
CIUDADANO HUMANISTA.