El estado actual del Estado en todos los campos, requiere cada vez más de un mayor compromiso ciudadano de querer, realmente, que como sociedad salgámos adelante
Hoy por hoy impera un ambiente de incertidumbre, desconfianza y decepción que la mayoría de la población viene conociendo desde la invasión y que , de nuestros días, se expresa en el creciente malestar social que arriesga la convivencia pacífica, que es determinante para poder debatir sobre cómo solucionar tantos problemas.
Las estadísticas socio-económicas, tantas veces mencionadas, nos exponen tercamente que “la Magdalena no está para tafetanes”. Sin embargo, el clientelismo sigue haciendo fiesta tanto en el sector público como en el privado, mientras la corrupción de la mano de la impunidad, se pavonean alegremente apadrinadas por las autoridades competentes que se niegan a actuar en contra del flagelo que nos destruye a diario.
Ante un panorama que no deja de ser desalentador, sobre todo para los jóvenes, crece la ausencia del verdadero protagonismo ciudadano, con un compromiso serio de reconstitucionalizar democráticamente el país para poder contar con los mecanismos, herramientas y procedimientos necesarios para actuar contra nuestros principales enemigos.
“El principal enemigo de Panamá no viene del exterior, no es una potencia extranjera...El verdadero enemigo de Panamá somos nosotros, en la sociedad, en la familia, en los negocios, en la religión porque el verdadero enemigo se esconde dentro y es la corrupción y la impunidad”, señalaba reciente y atinadamente Monseñor Ulloa.
Y esa gran verdad -que algunos intentan ocultar y también desviar del interés ciudadano-, es la que tenemos que enfrentar de manera decidida con un compromiso ciudadano de participación activa, que nos permita retomar el pleno ejercicio del poder ciudadano que nos pertenece y con él, dar inicio a las transformaciones y cambios tan necesarios y urgentes.
Para una nueva Constitución para todos los panameños, hoy más que nunca nuestro compromiso ciudadano debe iniciarse y darse con una participación decidida y activa. El camino para ella es el proceso constituyente pues no hay otro camino. Los cantos de sirena del trío electorero no nos deben desviar del camino.