• martes 03 de marzo de 2020 - 12:00 AM

La ceguera y el coronavirus

La expansión vertiginosa del COVID-19 a nivel mundial nos ha hecho recordar la extraordinaria novela ‘Ensayo sobre la Ceguera', del insigne escrit...

La expansión vertiginosa del COVID-19 a nivel mundial nos ha hecho recordar la extraordinaria novela ‘Ensayo sobre la Ceguera', del insigne escritor, José Saramago.

En esta obra, el autor describe de forma descarnada a dónde somos capaces de llegar en condiciones de extrema necesidad. La trama gira en torno al comportamiento humano frente a la propagación de una pandemia, la ceguera blanca. Allí nos relata el pánico generalizado que la misma provoca; cómo las cuarentenas se convierten en encierros opresivos; el segregacionismo y represión como respuestas del gobierno a la problemática; cómo se generan y reproducen los instintos más bajos del ser humano, pero también los más sublimes y heroicos.

Aunque estamos en los inicios de extensión del coronavirus, en prácticamente 2 meses, el mismo ha afectado a más de 160,000 personas pertenecientes a 54 países en los 5 continentes, con amenaza de convertirse en pandemia rápidamente y de llegar inexorablemente a nuestro país.

Los especialistas coinciden en que lo más peligroso a la hora de enfrentar la enfermedad es la paranoia o histeria colectiva en que la población puede caer, por ignorancia, desinformación o por el amarillismo de los medios de comunicación, por la sencilla razón de que ‘el miedo vende'. La misma puede conducir a conductas racistas y discriminatorias (como ocurrió con los estudiantes procedentes de China en Pacora y como pudiera ocurrir con respecto a las personas de más alto riesgo en el futuro próximo).

Es importante subrayar que, a pesar de su fácil propagación, el nivel de letalidad del COVID-19 es muy bajo: de 0.7% a 5%, siendo las personas mayores de 65 años con enfermedades críticas previas (diabetes, cardiovasculares, etc), las de mayor propensión a la enfermedad.

Sin embargo, no deja de preocupar que, sobre todo, la capacidad de respuesta al virus va a depender de la capacidad instalada de los sistemas de salud de cada país, donde las naciones más pobres van a salir más afectadas, y los niveles de letalidad, van a ser más altos.

Como ciudadanos, dada la crisis institucional panameña, nos compete asumir un rol mucho más activo. Además de practicar medidas de higiene personal, estar correctamente informados, fortalecer nuestro sistema inmunológico y extremar nuestros cuidados hacia las personas de más alto riesgo, tenemos ‘la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron', como diría Saramago.

ABOGADA Y DOCENTE UNIVERSITARIA

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