• martes 08 de febrero de 2022 - 12:00 AM

Bajo la sombra de un abusador

La violencia doméstica sigue siendo un flagelo que continua debilitando a la sociedad en general

No fue hace mucho que María Pérez* dejó de sentir miedo. Ya podía caminar por las calles, tranquila, sin tener que estar mirando sobre su hombro cada 30 segundos cerciorándose que él no la estuviera siguiendo. Finalmente, se había hecho justicia. El hombre que alguna vez prometió amarla pagaba una condena por intento de homicidio. Su propio esposo, padre de sus hijos, trató de apagar su luz.

La violencia doméstica sigue siendo un flagelo que continua debilitando a la sociedad en general. No conoce de fronteras, clases sociales o estratos económicos. Desafortunadamente, este problema se agudizó aún más durante el 2020, a causa de la pandemia del Covid19 y las restricciones de movilidad y confinamiento de aquellos meses. María nos cuenta que su calvario empezó una semana después que José*, su esposo, perdió su empleo, ‘sólo se la pasaba tomando, luego en tragos me echaba la culpa a mí de lo que a él le pasaba. Primero fueron los ataques verbales y de repente los golpes. Al día siguiente volvía con flores como si nada. Y una, que es medio tonta, va y lo perdona, hasta que vuelve a hacer lo mismo. Y ese tormento, se convierte en el pan de cada día, y cuando te das cuenta ya han pasado 10 años sigues casada con hijos pero infeliz y asustada.

El abusador no se convierte en abusador de la noche a la mañana. Desde un principio presenta síntomas que indican su naturaleza controladora y violenta. Esos celos de querer saber dónde estás, qué haces y con quién no son por amor, sino más bien por el deseo de dominar, el querer controlar qué te pones, cómo te peinas, el no aceptar su culpabilidad cuando ha sido responsabilidad de él, obligarte a tener relaciones sexuales cuando no estas cómoda, aislarte de familiares y amigos son algunas de las manifestaciones que indican que algo no está bien. María nos confiesa que nunca quiso aceptar realmente que algo andaba mal hasta que vio su vida casi diluirse en manos de quien confiaba. ‘Nunca esperen chicas, a que cambien, no lo hacen, primero te matan' sentenció.

ESTUDIANTE DE PERIODISMO