- lunes 04 de abril de 2011 - 12:00 AM
ALTERNATIVA
CAIMÁN NO COME CAIMÁN
La desprestigiada cúpula del Órgano Judicial, nos anuncia con bombos y platillos, la celebración en Panamá del 43 período extraordinario de sesiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, durante los días 16, 17 y 18 de mayo próximo.
Para todos los que promovemos, defendemos, protegemos o enseñamos los Derechos Humanos, esta es una grata noticia, pues todo lo que contribuya a conocer más y mejor el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, es positivo para nuestra población. Sin embargo, tempranamente pretenden, el Presidente de la Corte y el Gobierno Nacional, monopolizar este evento y poder así desviar la cadena de escándalos que asfixian al sistema judicial en Panamá.
La corrupción se agiganta día a día en la Corte Suprema de Justicia, tal como lo confirma el caso Almengor y las ramificaciones del mismo que empiezan a hacerse públicas, a pesar de los protectores y apadrinadores que no escatiman esfuerzo para desacreditar a las organizaciones de la sociedad civil y a aquellos ciudadanos cuyo ‘Yo Acuso’, no pueden controlar o someter.
Si algo está archidemostrado en nuestro medio, es que la corrupción en el sistema de justicia es lo que más afecta a los Derechos Humanos y a las libertades ciudadanas. Un sistema judicial, como el nuestro, que no es imparcial pero que sí es corrupto; un sistema judicial como el nuestro que limita el acceso a la justicia rápida y efectiva, un sistema judicial como el nuestro que se complace en apadrinar la impunidad a quienes violan los Derechos Humanos, a quienes practican y promueven la corrupción y que, además fomenta una cultura a favor de la misma, es el que sirve de marco para que no se investiguen los recientes escándalos sobre los cuales abundan las pruebas documentales, testimoniales, la plena prueba.
La democracia se nutre del combate contra la corrupción, así como la opresión se combate con la lucha contra el silencio. La Corte Suprema, al igual que la Asamblea Nacional, se preparan para continuar encubriéndose los unos a los otros amparados, más que en una legislación, en prácticas provenientes de la matriz de la demagogia, el clientelismo, la corrupción, la colusión, el cohecho y todo lo que les permita mantener la política del engaño como norte de sus quehaceres.
Si la ciudadanía no reacciona y presiona, si la ciudadanía no redobla sus acciones para exigir la renuncia del magistrado Almengor, asistiremos a un vergonzoso episodio en el que quedará corroborado que ‘caimán no come caimán’.
EL AUTOR ES ABOGADO Y CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO