- lunes 01 de octubre de 2012 - 12:00 AM
Alternativa
MAGISTRADOS, ¿PARA QUÉ?
En más de una ocasión, muchos ciudadanos, sin duda, nos hemos preguntado si es a la Corte Suprema de Justicia la que le corresponde hacer que se respete la Constitución, frenar los abusos y las irracionalidades del poder político y garantizar nuestras libertades, derechos y garantías establecidos para todos, ¿por qué los ciudadanos somos más descuidados de lo debido, en lo que a transparencia judicial se refiere?
El actual Ejecutivo, con sus genuflexos diputados, lleva ya más de tres años de estar dedicado a decapitar, amputar, restringir, violar, atacar la independencia y transparencia judiciales. De ello dan fe sus recientes actos contra el Tribunal Electoral, sin olvidar lo ocurrido, tempranamente, con el Ministerio Público.
La independencia judicial no existe y, sin ella, mucho menos un Estado constitucional y democrático de derecho, que es lo que corresponde a nuestros tiempos. Entonces, cabe preguntarse: Magistrados, ¿para qué?
La transparencia judicial, hay que repetirlo, ‘alude primordialmante a la visibilidad de la institución y a su sometimiento al escrutinio público, como rasgos esenciales de una judicatura democrática y respetuosa del orden constitucional’.
Si la Corte Suprema de Justicia es la que debe investigar los delitos cometidos por los rectores y representantes de los otros Órganos del Estado, y no lo hace, entonces, ¿para qué sirven los nueve magistrados que la conforman?
Los cargos de magistrados de la Corte Suprema de Justicia deben ser ocupados por ciudadanos juristas (y no simuladores de derecho), totalmente alejados de la política partidista, con un alto nivel de credibilidad ante la opinión pública y de independencia de criterio, escogidos por concurso de méritos. Es importante que en momentos en que por mandato del artículo 142 de la Constitución vigente, le corresponde a la Corte la designación de un magistrado del Tribunal Electoral, los ciudadanos redoblemos nuestra actitud de centinelas y nuestras acciones ciudadanas para impedir que, como todo indica, la Corte proceda a designar un genuflexo del jefe del Ejecutivo por su falta de independencia.
Aunque hay ministros de Estado acuerpando familiares y amistades, y magistrados de la Corte en el mismo plan, todos sabemos que, al final del camino, quien quede será el que el presidente Martinelli ordene. Si nos quedamos cruzados de brazos, no nos lamentemos después de lo que vendrá y, entonces, ya será tarde para poder responder a la pregunta: Magistrados, ¿para qué?
*CONSTITUCIONALISTA Y CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO