Hoy 8 de marzo, se celebra una de las fechas que la humanidad ha ido rescatando desde el siglo antepasado para conmemorar, reconocer y honrar el valor, la perseverancia y el coraje de las mujeres que supieron, tempranamente, elevar su voz para romper el silencio opresor y ejercer sus derechos.
“Pan y paz” fue la consigna que supo resumir un clamor popular creciente que dio origen en 1857, a una masiva protesta duramente reprimida en Estados Unidos de América por la policía con un saldo indeterminado de muertes (https://www.youtube.com/watch?v=ZFSknVsXF68&feature=youtu.be). Desde que en 1952 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, cada vez se conmemora más a nivel mundial para honrar así a decenas de miles de mujeres que a lo largo de la historia nos han dejado un legado de inspiración y decisión.
Son muchísimos los nombres de mujeres que ofrendaron tanto por tantos, pero debemos recordar en estas líneas a Elia Baker, fuerza vital desde 1938, del movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos de América. Su papel fue decisivo y está considerada como la mujer más influyente del siglo XX en la lucha por la justicia social y los derechos humanos. (ver The Ella Baker Center for Human Rights vía Wikimedia Commons).
En nuestro Panamá, dónde la ausencia de memoria histórica y colectiva erosiona nuestra personalidad nacional, las mujeres han jugado un papel decisivo desde el Grito de Independencia de Rufina Alfaro, el 10 de noviembre de 1821. No hay un solo movimiento reivindicativo social que Panamá haya vivido, en el que no haya estado presente y con su espíritu combativo, la mujer panameña.
Al conmemorar la fecha, permítaseme honrar la memoria de Thelma King y admirar el papel y la perseverancia de mujeres como Rosario Arias, Betty Brannan Jaén, Brittmarie Janson Perez, Fulvia Morales, Nazarena Navas King, Otilita Tejeira, y Nelva Reyes.