- miércoles 31 de diciembre de 2026 - 1:06 PM
2026: razones para creer, razones para hacer
Comenzamos 2026 con una mezcla conocida de cautela y esperanza. Venimos de años difíciles: la pandemia de la Covid-19 alteró rutinas, profundizó desigualdades y dejó secuelas económicas que todavía pesan; luego llegaron endeudamientos acelerados y decisiones importantes que se postergaron demasiado. Sin embargo, este nuevo año abre una ventana distinta. No porque los problemas hayan desaparecido, sino porque el país parece tener, por fin, la oportunidad de ordenar prioridades y avanzar.
En lo económico, las expectativas apuntan a una recuperación más estable. Un crecimiento moderado, acompañado de mayor disciplina fiscal, puede traducirse en un entorno más predecible para invertir, producir y contratar.
El verdadero termómetro será el empleo. Si 2026 logra impulsar la generación de puestos de trabajo formales —especialmente para jóvenes y mujeres— el impacto será inmediato en los hogares, en el consumo y en la confianza colectiva.
Sectores como logística, turismo, agroindustria, tecnología y servicios tienen el potencial de convertirse en motores de esa recuperación si se articulan con capacitación y reglas claras.La educación merece un punto aparte.
Después de años marcados por interrupciones y conflictos, la estabilidad educativa no es un lujo: es una necesidad urgente. 2026 debería consolidarse como un año de clases continuas, acuerdos duraderos y foco en el aprendizaje. Recuperar lo perdido tomará tiempo, pero garantizar normalidad, evaluación y mejora progresiva es el primer paso para que la educación vuelva a ser una vía real de movilidad social.
También es un año para hablar de oportunidades. Panamá sigue siendo un país desigual, pero con un enorme capital humano. Apostar por la formación técnica, el emprendimiento, la innovación y la inclusión puede abrir caminos para quienes hoy se sienten al margen del crecimiento. La clave estará en que esas oportunidades no dependan del apellido, el contacto o la cercanía al poder, sino del esfuerzo y el talento.
Y, en medio de todo, está el Mundial de fútbol. Puede parecer un detalle menor frente a los grandes desafíos nacionales, pero no lo es. La clasificación de Panamá al Mundial vuelve a recordarnos algo esencial: cuando hay disciplina, trabajo en equipo y objetivos claros, se puede competir y avanzar.
Ese orgullo compartido, esa buena vibra colectiva, puede y debe contagiar otros ámbitos de la vida nacional.2026 no será un año perfecto. Pero puede ser un año de orden, de avances sostenidos y de recuperación de la confianza. Creer no basta; hay que hacer. Y este año nos ofrece la oportunidad de empezar a hacerlo mejor.
Abogada