- domingo 03 de noviembre de 2024 - 12:00 AM
No fue fácil para los panameños de ayer la proclamación de la Separación de Colombia. Todo se unió para el nacimiento de la nueva república. Frustraciones políticas autonómicas. Peligros eminentes de profundizar el desastre económico después de la Guerra de los Mil Días, el rechazo del tratado canalero con los EEUU que había negociado Colombia para continuar la construcción del Canal Francés y el Canal gringo por Nicaragua como amenaza real. Así nació la esperanza de resolver el problema, divorciándose de Colombia con una alianza con el único amigo rico y fuerte que nos podría ayudar después de 82 años de vida colombiana.
La conspiración conservadora se hizo fuerte en Panamá y Colón principalmente. En estas dos ciudades campeaba el luto por las muertes, las viudas y los huérfanos que había dejado la Guerra de los Mil Días y la ruina económica por la paralización de los trabajos canaleros. Era el ahora o nunca.
El 3 de noviembre de 1903, los panameños capitalinos declararon la separación definitiva de Colombia; y Amador Guerrero, el dirigente conservador, enviaba dos telegramas: uno a los EEUU que decía: “independencia sin sangre” y el otro a los conspiradores interioranos “llegó Matea”. Nacía la república independiente, el Canal de Panamá y la prosperidad soñada.
El 4 de noviembre de 1903 el Cabildo de Panamá apoya a la Junta Revolucionaria y se pasea la bandera de la unidad nacional. El 5 de noviembre, Colón anunció el apoyo a la gesta del 3 de noviembre. Los colombianos que llegaron a reprimir a los separatistas se retiran de las aguas istmeñas ante la presencia y alianza de los nuevos amigos con sus cañoneras “Made in USA”. Como cascada, los distritos y pueblos interioranos se van declarando en apoyo al separatismo de Colombia y festejan la independencia republicana.
Han pasado 121 años de aquellas angustias istmeñas y los panameños seguimos viviendo en libertad con una democracia imperfecta y una prosperidad generalizada. La esperanza, pese a nuestras frustraciones domésticas, se mantiene fuerte. El futuro dependerá de las nuevas generaciones.
De la herencia patriótica del 3 de noviembre de 1903, no debemos renegar sino entender su grandeza, pese a su nacimiento forzado.
Viva noviembre, mes de la Patria.