Pie humano es similar al de los grandes monos
- lunes 02 de septiembre de 2013 - 12:00 AM
Una investigación de la Universidad de Liverpool, en Reino Unido, ha demostrado que los mecanismos del pie humano no son tan únicos como se pensaba originalmente y tienen mucho más en común con los pies flexibles de otros grandes monos.
La comprensión actual de la evolución de la marcha humana se basa en la investigación de la década de 1930, que propone que los pies humanos funcionan de manera muy diferente a las de otros simios, debido al desarrollo de los arcos en la zona media del pie y la supuesta rigidez en el borde exterior del pie.
En un estudio de más de 25 mil pasos humanos hechos en una cinta sensible a la presión, en un laboratorio de la Universidad de Liverpool, los científicos demostraron que, a pesar de haber abandonado la vida en los árboles hace mucho tiempo, los pies de los humanos han retenido una cantidad sorprendente de flexibilidad, similar a la vista en los pies de otros grandes simios, como los orangutanes y los chimpancés, que siguen siendo, en gran medida, arborícolas.
El profesor Robin Crompton, del Instituto de Enfermedades Crónicas y Envejecimiento del centro universitario, explica: ‘Durante mucho tiempo se ha asumido que, ya que poseemos arcos laterales y mediales en los pies (un lateral supuestamente rígido y que se apoya en los huesos), nuestros pies se diferencian notablemente de los de nuestros parientes más cercanos, cuya parte media del pie es totalmente flexible y contacta de forma regular con el suelo’.
‘Esto supone singularidad, sin embargo, nunca se ha probado cuantitativamente. Descubrimos que la gama de presiones ejercidas bajo la parte media del pie humano y, por tanto, los mecanismos internos que las impulsan, son muy variables, tanto es así, que en realidad se superponen con las realizadas por los grandes simios’, argumenta.
Previamente, se ha pensado que los seres humanos que hacen contacto con el suelo con la región media del pie son principalmente aquellos que sufren de diabetes o artritis, ya que ambas condiciones pueden tener un impacto sobre la estructura de los pies.
La investigación demostró, sin embargo, que dos tercios de los voluntarios sanos realizan algunas pisadas con toques de medio pie con el suelo, sin indicios de que no es un aspecto de la marcha normal y saludable.
El doctor Karl Bates, también del Instituto de Enfermedades Crónicas y Envejecimiento, afirmó: ‘Nuestros antepasados probablemente desarrollaron una primera flexibilidad en sus pies cuando eran principalmente arborícolas, pero con el paso del tiempo y al suceder que más y más animales habitaban en el suelo, desarrollaron algunas nuevas características para permitir que nos movamos rápidamente en el suelo’.
‘Sin embargo, no se adaptaron a la vida en la tierra, ni de lejos, tanto como otros animales que viven en el suelo, como caballos, liebres y perros que han mantenido, también la flexibilidad’, agregó el experto.