El éxodo de extranjeros se acelera en Birmania tras recrudecerse la violencia

"En el caso de que usted se encuentre actualmente en Myanmar: se recomienda abandonar el país a la brevedad posible", dice el mensaje del Ministerio de Exteriores español.
  • miércoles 31 de marzo de 2021 - 9:15 AM

La escalada de violencia de la junta militar en Birmania ha provocado un éxodo de miles de birmanos temerosos de la represión, mientras las embajadas de numerosos Estados han pedido a sus ciudadanos que abandonen este país (Myanmar) lo antes posible.

"En el caso de que usted se encuentre actualmente en Myanmar: se recomienda abandonar el país a la brevedad posible, haciendo uso de los vuelos disponibles para salir de Myanmar", dice el mensaje del Ministerio de Exteriores español.

Más de 500 civiles han muerto, al menos un centenar de ellos el pasado fin de semana, debido a la represión de las protestas prodemocráticas por parte de los policías y soldados desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero, según datos de la Asociación para la Asistencia a Presos Políticos de Birmania (AAPP).

"Se prevé que en los próximos días y semanas sigan escalando de forma significativa los episodios de violencia en las principales ciudades del país, y especialmente en Yangón (Rangún)" señala la recomendación del ministerio.

Otros Estados de la UE, como Alemania, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Austria e Irlanda, al igual que Estados Unidos, el Reino Unido, Noruega y Australia, también han recomendado a sus ciudadanos que abandonen el país.

EEUU ha dejado en mínimos su embajada de Rangún ante los riesgos para el personal, después de que la semana pasada fuera atacado el centro estadounidense de la antigua capital.

DIFICULTADES PARA SALIR

En estos momentos, se encuentran en Birmania unos 1.400 ciudadanos de la Unión Europea, de los cuales 53 son españoles, según fuentes diplomáticas.

Las opciones de salida para los extranjeros son dos vuelos comerciales a Singapur, otros dos a Kuala Lumpur y Seúl, además de un avión comercial asistido que volará entre Rangún y París el próximo 4 de abril.

El éxodo de extranjeros ya comenzó en los días posteriores al golpe: de los 90 españoles registrados como residentes en Birmania antes del 1 de febrero solo quedan 53, y muchos de ellos están buscando la manera de abandonar el país.

Uno de ellos es un hombre español de 63 años que trabaja en una compañía de seguros de automóvil de Rangún y lleva seis años viviendo en Birmania.

"La verdad es que preferiría irme, pero mi esposa es birmana y no se decide. Los soldados patrullan por la noche su barrio y disparan para tener a la gente con miedo. Por eso evitamos tener las luces encendidas, es más seguro. De vez en cuando se ve el humo de incendios y se oyen disparos", relata a Efe.

El hombre, que prefiere mantener el anonimato, baraja la opción de abandonar el país, pero duda por el negocio de su esposa y por el coste económico, en un momento en que el cierre de los bancos hace difícil obtener el dinero necesario para marcharse.

HUIDA DE REFUGIADOS

Mientras los extranjeros buscan una salida, miles de birmanos han tratado de huir del país en los últimos días, en especial los de la etnia karen, cerca de la frontera con Tailandia, adonde huyeron en un primer momento unos 2.500 para eludir los bombardeos aéreos del Ejército.

Desde el pasado sábado, aviones militares birmanos han lanzado bombas y disparado contra varias aldeas, causando la muerte el fin de semana de al menos tres civiles, incluido un niño, en una zona controlada por la guerrilla Unión Nacional Karen (KNU, sigla en inglés) cerca de la frontera con Tailandia.

Las autoridades tailandesas insistieron este miércoles en que no han expulsado a más de 2.000 refugiados birmanos que huyen de los bombardeos militares en su país, y que han acogido a más de 500, algo que niegan los activistas en la zona.

El Gobierno afirmó que hasta el 30 de marzo cruzaron a la provincia tailandesa de Mae Hong Son 2.897 refugiados karen, de los que regresaron 2.352 y 545 se quedaron en territorio tailandés.

Sin embargo, la Organización de Mujeres Karen (KWO, siglas en inglés) aseguró hoy a Efe de que los refugiados, incluidos unos 1.100 menores, han sido expulsados a Birmania (Myanmar), incluidos los últimos 500 este miércoles.

Por otro lado, Pekín ha reforzado los controles en su frontera con Birmania después de la detección de seis casos de coronavirus sintomáticos (entre ellos un ciudadano birmano) en la localidad de Ruili, en la provincia de Yunnan.

Cientos de personas han tratado también de cruzar la frontera hacia la India, donde el pasado sábado 300 birmanos, incluidos niños, fueron interceptados por la policía fronteriza india cerca de la frontera de Manipur.

BUENA SALUD DE SUU KYI

En las principales ciudades, las protestas continuaron este miércoles a pesar de la constante represión de las fuerzas de seguridad, que están utilizando armamento pesado, como lanzagranadas, contra los manifestantes, que protestan contra el golpe de Estado del 1 de febrero y la detención, entre otros, de la nobel de la paz, Aung San Suu Kyi.

La depuesta líder birmana se encuentra bien de salud tras dos meses de arresto domiciliario, informó este miércoles su equipo de abogados, que pudo reunirse por primera vez con ella por vídeoconferencia.

"El aspecto físico de DASSK (Aung San Suu Kyi) parecía bueno, según su apariencia en la pantalla de vídeo", dijeron sus abogados en un comunicado recogido por el medio local The Irrawaddy.

La líder electa, de 75 años, ha estado prácticamente incomunicada desde que el 1 de febrero el Ejército ejecutara un golpe de Estado y la detuviera junto a parte de su Gobierno.

Suu Kyi, que no había podido reunirse con sus abogados hasta hoy, se enfrenta a varios delitos, como importar ilegalmente "walkie-talkies" (aparatos portátiles que transmiten y reciben conversación), amenazar la seguridad nacional y aceptar sobornos.

La premio nobel de la paz afronta desde el 16 de febrero un oscuro juicio en el que declara por vídeoconferencia sin la presencia de sus abogados en un tribunal de la capital, Naypyidó.

Los uniformados justifican el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015; elecciones que fueron consideradas legítimas por los observadores internacionales.

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