- martes 08 de noviembre de 2016 - 10:03 AM
Un juez hongkonés condenó hoy a cadena perpetua a un banquero británico por la brutal muerte de dos mujeres indonesias, a las que previamente torturó en su lujoso apartamento en octubre de 2014, en un caso que conmocionó a la ciudad.
Rubik Jutting fue declarado culpable de doble homicidio por un jurado popular y el juez Michael Stuart-Moore le condenó a cadena perpetua, tras un juicio en el que se mostraron escabrosos vídeos y documentos sobre las torturas a las que sometió durante una semana a Sumarti Ningsih y Seneng Mujiasih, de 23 y 26 años, respectivamente.
Es uno de los casos "más horrorosos que han llegado a los tribunales de Hong Kong", dijo el magistrado antes de anunciar la sentencia contra Jutting, quien llevó a su casa a las víctimas para mantener supuestamente relaciones sexuales.
El banquero, de 31 años, se había mudado a Hong Kong en 2013 con un alto estatus económico para trabajar para una firma financiera y allí disfrutaba de una vida llena de excesos de alcohol, drogas y sexo, según se desveló en los diez días de juicio.
"Éstas son las divagaciones narcisistas de Rurik Jutting, empleado de Bank of America Merrill Lynch, que pronto será desempleado y ahora es violador y asesino", dijo él mismo en uno de los impactantes vídeos que grabó en su teléfono móvil y en el que mostraba escabrosas imágenes de las torturas a las que sometió a las víctimas.
Con pruebas físicas y su confesión en vídeo, Jutting afrontó el juicio declarándose culpable de homicidio involuntario y rechazando la acusación de asesinato, diciendo que no estaba en su sano juicio, un argumento que fue rechazado por la fiscalía.
La serie de macabros sucesos se remonta a la noche del 24 de octubre de 2014, cuando Jutting regresó a su apartamento acompañado de la primera de sus víctimas, Sumarti Ningsih, a la que había conocido a través de una página de contactos y con la que había mantenido al menos un encuentro anterior.
El cuerpo sin vida de la joven fue encontrado ocho días más tarde en el apartamento de Jutting, dentro de una maleta en un balcón. Durante tres días, el británico la sometió a innumerables torturas: la ató, golpeó, violó y la obligó a comer sus excrementos para finalmente cortarle la garganta y luego esconder su cuerpo. Todo ello documentado en vídeos grabados en su teléfono, imágenes tan impactantes que el juez no permitió que algunas de ellas fueran mostradas durante la vista.
Una semana más tarde, el banquero invitó a su apartamento a Mujiasih, la segunda víctima, para tener relaciones sexuales. Minutos después de acceder a la vivienda, la joven descubrió materiales de tortura, lo que hizo que quisiera abandonar el edificio, pero Jutting la retuvo por la fuerza y acabó asesinándola. A la mañana siguiente, una llamada del propio Jutting a la policía alertando de lo sucedido destapó el horror.
En el salón del inmueble los agentes hallaron a Mujiasih con la garganta cortada, en el suelo, cubierta de sangre y rodeada de cocaína y aparatos de tortura, y horas después descubrían el cadáver de Ningsih en la terraza. Un experto forense que forma parte de la investigación diagnosticó que el británico sufría un trastorno de personalidad narcisista y determinó que se había convertido en un sádico sexual. "Nunca podré remediar el mal que he infligido con palabras o con acciones", dijo Jutting tras escuchar la sentencia, que calificó de "justa y apropiada".