En la medida en que avanza el gobierno de Gustavo Petro aumentan las tensiones con los integrantes de su equipo. Recientemente, la cosa se puso caliente. Ahora, es la la vicepresidenta Francia Márquez la que rompió el silencio y lo hizo con todo: dijo que dentro del mismo gobierno del que forma parte no la toman en cuenta y que muchas veces la excluyen de los temas más relevantes.

En una entrevista con los medios, Márquez expresó que se siente marginada en las decisiones de alto nivel y que hay una deuda pendiente con las comunidades negras, indígenas y con las mujeres. “No es suficiente con que yo sea la vicepresidenta si no me permiten ejercer plenamente”, lamentó con firmeza.

Aunque no mencionó directamente al presidente Petro, las indirectas fueron claras. Y Petro, como es costumbre, no se quedó callado. A través de redes sociales escribió que el gobierno debe actuar como uno solo y que no hay espacio para personalismos. Muchos interpretaron esto como una respuesta directa a los reclamos de Francia.

Como era de esperarse, el asunto no quedó ahí. En el Congreso, algunos sectores ya hablan de división interna, y en redes sociales se desató una ola de opiniones: unos apoyan a Márquez por atreverse a hablar, mientras otros la critican por lavar los trapos sucios en público.

Lo cierto es que la tensión se siente en el ambiente político colombiano. Algunos expertos dicen que esto podría ser el inicio de una ruptura más profunda dentro del llamado “Gobierno del Cambio”, y que Francia ya estaría pensando en jugar su propia carta en el futuro político del país.

Francia y Petro no son los únicos compañeros de fórmula que han llegado al poder y al poco tiempo empiezan a lanzarse acusaciones. En Panamá, Ricardo Martinelli, presidente, y Juan Carlos Varela, vicepresidente y ministro, el asunto terminó en destitución del cargo y en ruptura.