¿Se recupera la tradición?

Los carnavales en Las Tablas y en Ocú ya no son iguales
  • miércoles 22 de febrero de 2017 - 12:05 AM

CELEBRACIÓN

Regresar a los inicios del Carnaval, cuando la gente mojaba con vasija, quizás no vaya a suceder, pero la lucha por conservar la tradición de esta fiesta en el interior se mantiene.

Sin embargo, quedan varias interrogantes: ¿qué está pasando con los carnavales de Las Tablas y Ocú? ¿Se conservará la tradición en ambos lugares?

Por años, Las Tablas ha tenido dos reinas y dos calles, pero en los dos últimos años esto cambió y ahora existen tres reinas y tres calles, lo que es –para juicio de muchos– ‘acabar con la tradición de un pueblo'. Y no solo Las Tablas pasa por un momento de cambio en las costumbres del Carnaval, pues en Ocú también se está dando una situación similar, ya que por años han participado tres calles, pero ni Calle Abajo ni Calle Arriba participarán este año.

La situación se da porque, según las tunas, el alcalde del distrito de Ocú no les quiso dar apoyo económico.

Las cartas están echadas y las carnestolendas 2017 se celebrarán con modificaciones en estas regiones del país, pero, ¿qué pasará en el 2018, pues las autoridades tableñas no han podido regular el Carnaval y en Ocú el futuro es incierto?

Noé Herrera, alcalde de Las Tablas, dijo que los concejales crearon una comisión para que el tema del Carnaval de Las Tablas pueda ser resuelto.

Sin embargo, en el 2016, se creó también una comisión para tratar el asunto y ponerle punto final, pero el resultado fue el mismo y tres tunas salieron al parque Porras. Sin embargo, Herrera también recordó que existe un decreto ejecutivo que autoriza a la Autoridad de Turismo de Panamá a organizar el Carnaval a nivel nacional.

El alcalde de Ocú, Antonio Castillero, manifestó que los carnavales se harán este año, pero para el 2018 espera reunirse con ambas calles para llegar a un acuerdo.

Para el sociólogo Milciades Pinzón, esta fiesta es una creación popular como cualquier otra, por lo que es afectada por las transformaciones socioeconómicas de la modernidad, en la que las culturas se fusionan y son remecidas por influencias de otras latitudes.

‘El carnaval azuerense experimenta en carne propia ese influjo, que no es solamente exógeno, sino interno. La fiesta de Momo ha dejado de ser una expresión puramente tradicional y se ha convertido en una empresa de lucro en la que afloran contradicciones internas (rivalidades personales y en algunos casos de apropiación de excedentes) que han erosionado su base social', dijo Pinzón.

‘No hay que olvidarse de que lo que ha hecho grande al Carnaval interiorano ha sido su modelo basado en el contrapunto de tunas, reinados, tronos y culecos. Lo que vivimos es la crisis de ese estilo de hacer Carnaval, que al parecer no logra contener las acometidas de la nueva racionalidad económica, para la cual la no son centrales las expresiones de la fiesta en sí, sino la rentabilidad de la misma', argumentó.

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