El misterio del río Guayabito

- sábado 21 de octubre de 2023 - 12:00 AM
Había una vez en la hermosa provincia de Veraguas, en Panamá, un pequeño pueblo llamado Santa Clara. Era un lugar tranquilo rodeado de montañas verdes y ríos cristalinos. Pero había un lugar especial que todos los niños adoraban: el río Guayabito.
Aquel río era un lugar mágico, donde los peces saltaban alegremente y las ranas cantaban canciones a la luz de la luna. Sus aguas eran tan claras que podías ver los guijarros en el fondo, y los árboles a su alrededor formaban un dosel fresco y sombrío. Pero, lo que hacía fuera realmente especial, eran las leyendas que circulaban entre los niños del pueblo.
Se decía que en el corazón del río, bajo una gran piedra, vivía un duende travieso llamado Tito. Era famoso por hacer travesuras, como esconder sandalias y peines, pero también era conocido por ayudar a los niños cuando más lo necesitaban. Todos lo querían ver, pero nadie se atrevía a buscarlo.
Un día, un valiente niño llamado Miguel decidió emprender una aventura para encontrar a Tito. Reunió a sus amigos, Marta y Carlos, y juntos se adentraron en el bosque que rodeaba el río. Con mochilas llenas de frutas y agua fresca, comenzaron su emocionante travesía.
Después de caminar durante horas y cruzar puentes de madera, llegaron al río. Se quitaron los zapatos y sintieron la frescura del agua en sus pies. Buscaron la gran piedra bajo la que se suponía que vivía Tito, pero no lo encontraron.
Desanimados, los niños se sentaron junto al río. Fue entonces cuando escucharon un susurro en el viento y vieron un destello de luz bajo el agua. Se inclinaron más cerca y vieron a Tito, el duende travieso, nadando felizmente.
El duende les sonrió y les dijo: "¡Hola, niños! ¿Qué los trae por aquí?"
Los pequeños le contaron sobre las travesuras que habían oído que hacía y cómo querían conocerlo. Tito rió y admitió que a veces hacía bromas, pero siempre era para hacer reír a los niños.
Los niños y su nuevo amigo pasaron un día maravilloso. El les mostró los secretos del río y les enseñó a pescar con cañas de bambú. Aprendieron a respetar la naturaleza y a cuidar de su hermoso río.
Cuando llegó la hora de regresar a casa, el duende les dio a cada uno un pequeño regalo: una piedra brillante que decía "Amigos del Río Guayabito". Los niños prometieron volver y visitarlo siempre que quisieran.
Desde ese día, aquellos visitantes compartieron su aventura con los demás niños del pueblo. Santa Clara se llenó de risas y sonrisas, y todos aprendieron a apreciar y cuidar el mágico río Guayabito.
Y así, en la hermosa provincia de Veraguas, en Panamá, el río Guayabito se convirtió en un lugar de amistad y diversión, donde los niños y Tito el duende compartieron inolvidables momentos.