Las razones que motivaron a Ana Blanco a regresar a Gunayala

Ana Blanco, activista y defensora de la cultura gunadule, ha regresado a su isla natal, Uggubseni, donde permanecerá durante 15 días en una visita cargada de significado personal y cultural.

Uno de los principales objetivos de este viaje es la búsqueda de un terreno en la comarca Guna Yala, donde espera construir una pequeña casa para poder quedarse cada vez que visite a su familia. Por ahora, está evaluando precios y opciones disponibles.

“Me gustaría tener un lugar propio aquí, algo sencillo, donde pueda sentirme aún más conectada con mi comunidad”, comentó. La comunidad gunadule que esté interesada en vender terreno o vivienda puede contactarla durante su estadía.

Ana también aprovechará estos días para perfeccionar el arte de coser molas, una práctica ancestral del pueblo guna. Se entrenará con maestras artesanas de su comunidad y continuará reforzando su manejo del dulegaya, la lengua materna de los gunas. Este es su segundo viaje del año a la comarca.

En febrero, participó en las celebraciones del centenario de la Revolución Dule en la isla Digir, donde compartió con la comunidad y probó la tradicional chicha fuerte.

En esta visita, Ana está acompañada de su esposo, Luis, con quien contrajo matrimonio en dos ceremonias: una tradicional guna celebrada en Panamá y otra por la iglesia en España, según compartió en sus redes sociales.

La historia de Ana salió a la luz pública cuando a través de sus redes sociales contó que ella fue adoptada por una familia española cuando era bebé y vivió durante 21 años en La Coruña, España, antes de emprender un camino de reencuentro con sus raíces en Panamá.

Impulsada por la curiosidad y el deseo de conocer su origen, Ana inició años atrás la búsqueda de sus padres biológicos. Fue así como descubrió su herencia guna, un hallazgo que transformó su vida y la llevó a comprometerse profundamente con la preservación de la identidad de su pueblo.