La diva de los toldos lleva la música típica en las venas

La música típica panameña corre por las venas de Lizbeth Indira González, quien con su hermosa voz da vida a la saloma del conjunto ‘El Poder Musical’ de Abimelec Núñez. Hoy, con 32 años y una trayectoria de 15 años en el mundo artístico, su voz se está abriendo camino en un mercado cada vez más exigente.

Y es que esta coclesana, oriunda de la comunidad de Piedras Blancas de Guzmán, en Natá de Los Caballeros, está cantando desde que tenía 17 años. Su voz se ha dejado escuchar en las agrupaciones de Manuel González, Payito Ballestero, Ofilio Quintero y el conjunto ‘Los Montañeros’ de Alfredo Escudero.

En esta última agrupación estuvo por seis años hasta que fue invitada a formar parte del conjunto ‘El Poder Musical’ en el cual asegura sentirse como pez en el agua, ya que puede cantar y bailar a su ritmo, pero sobre todo ser ella misma.

“En el conjunto de don Alfredo yo tenía que acoplar mi voz lo más parecido al de la señora Leonidas, algo que no es fácil, pues ella tiene un timbre de voz único y especial”, explicó Lizbeth, luego de expresar su gratitud hacia la familia Escudero-Moreno por la oportunidad que le dieron de formar parte de su conjunto.

Lizbeth, además de ser cantante, tiene un Técnico en Asistencia Odontológica, una carrera que la apasiona, pero que ha puesto en pausa desde hace dos años para dedicarse de lleno a su faceta de artista. “Más adelante pienso ingresar nuevamente a la universidad para seguir actualizando mis conocimientos, pues en la odontología hay muchos avances y yo no me quiero quedar atrás”, expresó esta artista, quien durante su época estudiantil se alzó con varios premios del Festival Nacional de la Voz y Canto Manuel F. Zarate en las categorías samola y décima.

“Mi genes artísticos son de familia, pues desde mi abuela, primas, mi hermana y yo siempre nos ha gustado todo lo relacionado con la música típica”, manifestó esta chica, quien dentro del conjunto ‘El Poder Musical’ es la encargada de llevar el orden y la disciplina.

“Somos una agrupación bien unida, todos nos llevamos bien. Algunos me dicen que soy un poco regañona, pero a alguien le toca poner el orden”, contó entre risas Lizbeth, quien desde hace tres años desarrolla una estricta rutina de ejercicios para mantenerse en forma y tener las condiciones necesarias que implican trabajar en un conjunto típico.

De su trabajo lo que más disfruta es ver la pista llena de bailadores disfrutando de su talento y el de sus compañeros y aunque es consciente de los sacrificios familiares que todo artista tiene que hacer, Lizbeth asume el reto con amor y pasión sin olvidar sus raíces coclesanas y herreranas.

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