El gavilán y la tortuga

El gavilán quién es rápido y listo, lograba ver objetos de valor a kilómetros y más si eran ajenos. 
  • sábado 13 de julio de 2019 - 12:00 AM

Era un reino lleno de animales, las palomas, los lobos, las elefantas, el tigre, las marmotas, en fin toda la fauna que existe en el mundo animal. Los días pasaban sin mayor contratiempo. Un día al gavilán se le ocurre una genial idea, pero necesitaba de la tortuga para que el plan fuera perfecto.

El gavilán quién es rápido y listo, lograba ver objetos de valor a kilómetros y más si eran ajenos. En cambio, la tortuga se movía a su propia velocidad y tampoco era mala a la hora de tomarse lo ajeno, con su parsimonia escondía dentro de su caparazón muchas cosas que no le pertenecían. Eran el dúo cleptómano, solo necesitaban los consejos del animal más embaucador del reino, el águila calva del Norte. Al visitarla el gavilán le propuso su plan: en las próximas elecciones del reino, postularse para presidente y vicepresidente. El águila y la tortuga parecían de acuerdo. El gavilán no se equivocó. Ganaron con amplia mayoría, parecía que el reino había olvidado quienes eran estos personajes a los que eligieron para gobernarlos, pero esas son las ventajas de una buena campaña organizada por los camellos (camelar), logrando hacer confundir y olvidar a los habitantes del reino el pasado de estos dos personajes.

El acuerdo entre el gavilán y la tortuga era claro, el gavilán reinaría primero, luego le tocaría a la tortuga y así estaba acordado, con la bendición del águila. Pasaron dos años y la tortuga con su propia velocidad intentaba seguirle el paso al gavilán, nada que lo lograba, mientras el gavilán observaba que la tortuga no volaría, en una vuelta de astucia acusó a la tortuga de estar escondiendo más cosas de las que habían acordado y mostró a todos los animales del reino unas escuchas que los murciélagos habían captado en los primeros meses de gobierno. Las vueltas en el reino eran así, ningún animal podía confiar en el otro, todos en algún momento sacaban lo peor de su naturaleza. El reino era un total caos, hasta que la tortuga se alió con los humanos para atrapar al gavilán y lo encerraran en una jaula de oro. La tortuga entonces comenzó su periodo a la velocidad que la caracteriza, pero por más que lo intentaba nunca lograba llevarse tantas cosas del reino como hizo el rápido y listo gavilán.

La tortuga terminó su mandato, dejando el reino totalmente empantanado, con lo poco que ya había dejado el gavilán, no se fue sin antes visitar la playa y descubrir que los humanos le habían robado los huevos desde que se fue a juntar con el gavilán. Por eso nunca logró v (r) o (b) lar como el gavilán.

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