El cinturón

El cuento del Martes del 18 de febrero del 2020
  • martes 18 de febrero de 2020 - 12:00 AM

‘Les pedí que por favor usaran el cinturón de seguridad', fue lo que me dijo el guía que nos acompañaba en una gira a la provincia china de Chengdú hace unos años, cuando el transporte en el que viajábamos le dio a la barrera de seguridad de la carretera y el impacto nos sacó violentamente del asiento a quienes habíamos desoído la sugerencia de asegurarnos. Yo venía de un país en donde a la gente le molesta usar el cinturón y era ya adulta cuando se obligó su uso en los asientos delanteros de los autos, así que fue el miedo a una multa lo que me educó.

A mi madre le costó un brazo roto viajar en el asiento trasero de una camioneta de esas a prueba de choques con camiones, y aun así se relaja cuando va en el asiento de atrás. Y yo casi me aburro de sugerirle a los amorosos padres, que usen la silla de bebés aunque sus criaturitas protesten, pero sé que un día el ATT se encargará de ellos. Puede que vivamos en un país con edificios modernos y aparatos inteligentes, pero en seguridad somos como un pueblito desconectado de la civilización.

En la historia automovilística se fueron modificando los vehículos y carreteras de acuerdo a la experiencia y es por eso que hoy todo transporte terrestre a motor se fabrica con correas de seguridad. No voy a entrar en detalles sobre física, pero lo de velocidad + impacto no es solo para aprobar exámenes en el colegio.

Por eso no entiendo cómo, con la cantidad de accidentes que se registran a diario, en los autobuses que viajan al interior no es obligatorio el uso del cinturón. En el transporte a Bocas del Toro, aún cuando el camino está lleno de curvas y montañas, la empresa no habilita esta seguridad. Se supone que una entidad revisa los buses antes de salir y en la carretera suben policías a ver documentos, pero nadie protege a los pasajeros. Así que - como siempre - necesitaremos un fuerte impacto para empezar a pensar en cuidarnos más.

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