[Cuento] Por no ver televisión...
- domingo 09 de noviembre de 2025 - 12:00 AM
Cuando yo tenía seis años, me encantaba ver televisión, podía verla todo el día. Lo que yo hacía era que la apagaba antes de que mi papá llegara para que no se diera cuenta de que había pasado todo el día mirándola.
Pero un día escuché la voz de mi tía gritando: ¡niña, niña, corre, apaga ese televisor que viene tu papá! De un brinco lo apagué. Mi papá llegó y lo primero que hizo fue poner las manos sobre el enorme televisor que estaba en la mesa del comedor.
El aparato estaba caliente, por lo que estalló de coraje: ¡Chiquilla traviesa, ¿cuántas veces te he dicho que la cuenta de luz no se paga sola, que debes cuidar el único televisor que tenemos?, ¡Genobeba, ¿Por qué dejas que la niña vea televisión todo el día? Las cejas de mi tía se arquearon sin permiso de su rostro y sus ojos parecían dos enormes platos. Yo trato, pero cada vez que doy la espalda, esa chiquilla traviesa la enciende, ¡ella no me hace caso!
Al día siguiente, cuando la tía Genobeba se iba a bañar, en vez de aprovechar ese tiempo para ver la tele, me quedé mirando cómo se alejaba por el pasillo. Y se me ocurrió una idea. Sigilosamente, giré la aldaba de madera, cerrando la puerta por fuera, y esperé que ella terminara de bañarse. Quería escuchar cómo me llamaría pidiéndome que le abriera. La regadera dejó de rociar y mi tía solo me llamó una vez. Pudo sacar la mano por arriba de la puerta, alcanzando girar la aldaba, y..., la chancla voló sobre mi cabeza. Pero, ni mi papá, ni mi mamá se enteraron de esa travesura, porque si no me hubieran corregido los tres.