[Cuento] Mi perro se llama ‘Capitán’

La amistad entre dos niños pintores y una especial mascota hizo que ocurriera un milagro
  • viernes 28 de junio de 2024 - 11:08 PM

Cuando cumplí cuatro años mis padres me entregaron el mejor regalo que a un niño le ha podido obsequiar: un perro al que llamé Capitán. Llegó a casa en una caja de cartón, era tan pequeño que cabía en las palmas de mis manos.

Tiene un pelaje suave y luce los dos mejores colores del mundo: el blanco y el negro.Los primeros días se dedicó a dormir largas siestas. Yo quería ver sus ojos, pero él no los abría. Intenté muchas cosas para llamar su atención.

Le canté una canción, le recité una poesía, le toqué una trompeta, le tomé una foto y hasta bailé. Pero nada de lo que hice logró despertarlo.Quería saber si sus ojos eran verdes, negros, morados o rojo. Pero Capitán se negaba a cumplir mi deseo. Solo bostezaba.

Hasta que un día se despertó y pude observar sus grandes ojos azules. Me observó por un breve momento y luego se durmió.Capitán creció muy rápido. De un día para otro ya no cabía en la caja de cartón ni en las palmas de mis manos.

Mi padre y yo le construimos una cama y sobre ella le colocamos un pequeño colchón.Cuando tiene sueño le da tres vueltas a la cama y luego entra para acurrucarse. Pero cuando llueve y caen truenos brinca a mi lado.

Para calmarlo lo tomo en mis brazos y le acaricio la frente. Luego de un rato ambos nos quedamos dormidos.A mi perro le gusta rebotar en el patio. Salta alto, tan alto que no lo puedo alcanzar. Capitán y yo somos amigos inseparables. Todas las tardes jugamos a la pelota y a las escondidas.

Cuando encuentro un lugar secreto soplo mi silbato y él con su audaz olfato me rastrea por toda la casa hasta encontrarme.Capitán también es amigo de Miguel, mi vecino y amigo. Los ladridos de mi perro hacen reír a Miguel que le gusta tocar sus largas orejas. Miguel no puede hablar por una discapacidad que presenta, pero a Capitán no parece importarle porque siempre se lanza a sus brazos.

Al principio Miguel se asustaba, pero luego se acostumbró. Capitán, Miguel y yo somos los mejores amigos y también somos unos excelentes pintores. Una tarde organizamos una exposición donde presentamos nuestros cuadros de pinturas.Diseñamos varios cuadros de cartón.

Cada uno dibujó cosas diferentes. Yo dibujé el sol, una pelota y unas nubes. El sol lo pinté de amarillo, la pelota la pinté de azul y rojo y las nubes la coloreé de gris.Miguel pintó un globo, una sonrisa enorme y un gran árbol con manzanas.

Capitán dibujó sus enormes patas. Salpicó los cuadros con colores diferentes. Al final hizo un arcoíris que a todos en el vecindario les gustó.Esa tarde, mientras mis vecinos observaban la exposición, ocurrió algo increíble, Miguel dijo su primera palabra: Capitán. Todos nos quedamos callados, no podíamos creerlo.

Entonces Miguel volvió a hablar y repitió la misma palabra: Capitán. Mi perro es el mejor, mi papá dice que es mágico, porque vino a nuestra casa a enseñarnos muchas cosas.

Desde ese día, Miguel va todas las tardes a mi casa para jugar con Capitán. Con el pasar del tiempo a dicho otras palabras como: papá, mamá, sol, lluvia, hola, tierra y otras frases más que están relacionadas con su entorno.

En los próximos días cumpliré siete años. Mis padres me preguntaron qué regalo quería. Luego de pensar y pensar le dije que ninguno. Ellos se quedaron extrañados con mi respuesta. Pero cuando le dije mis motivos me comprendieron. Tengo el mejor amigo del mundo: Miguel y el mejor perro del mundo: Capitán. ¡Qué más quiero tener si lo tengo todo!

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