Mariano comía meracho

La mocedad de Mariano Rivera tiene atractivas anécdotas en su natal Puerto Caimito, de buena calidad para producir una película taquille...
  • domingo 22 de septiembre de 2013 - 12:00 AM

La mocedad de Mariano Rivera tiene atractivas anécdotas en su natal Puerto Caimito, de buena calidad para producir una película taquillera en Hollywood sobre sus orígenes.

El máximo taponero de las mayores, el que hoy se despide del Yankee Stadium, fue un muchacho travieso, humilde y un diestro cocinero cuando el hambre apretaba en su poblado.

Nicolás Girón y Julia de Girón, padrino y madrina del astro panameño, fueron testigos del peculiar y saboroso meracho guisado con plátano sancochado que prepara Marianito luego de aquellas tardes de biombos y piedritas.

‘Uf... Mariano andaba de chiquillo por las playas con su biombo y cuando cazaba un meracho, eso era una alegría. Prendía el fogón y le metía guiso al bicho y se lo comía con unas ganas’, relató el viejo Nicolás, quien además es hermano de doña Delia, madre de Mariano hijo.

Para cazar al exquisito reptil, Rivera perfeccionó una puntería de corta y larga distancia, parecida a los ‘cutter’ y rectas que han abanicado a mil 172 bateadores en Grandes Ligas.

‘Yo lo veía. Era impresionante cómo cazaba con el biombo pájaros y merachos. Era el mejor cazador en el puerto’, insistió el veterano pescador.

Los esposos Girón viven a pocos metros de los padres de Mariano, cercanía que aprovechaban para reunirse ambas familias y apoyar desde la distancia al hombre que le dio fama e importancia a los salvamentos en MLB.

‘Yo quería gritar cuando veía a Mariano. Vivíamos con mucha pasión esos novenos episodios. Una vez se lo dije: ‘Hijo, me vas a matar de un infarto’’, confesó la señora Julia, quien no descarta en prepararle un delicioso meracho a su ahijado.

En la humilde casita, de pocos metros de construcción, pero donde reina el amor entre ambos ancianos, fue donde Mariano, sentado en los muebles desgastados de sus padrinos, tomó la decisión de retirarse en una charla entre su esposa Clara y sus padres.

‘Mariano nos quiere mucho. Aquí, sentados con nosotros, llegaron a la decisión de no jugar más en el 2012. Su historia con los Yanquis es un orgullo para todos los panameños. Se va tirando una buena pelota, así lo queremos recordar’, concluyó Julia, quien no pudo aguantar las lágrimas.