El Atlético de Madrid toca fondo

Los de Simeone perdieron 0-1 contra el Levante, y agudizan todavía más su crisis
  • miércoles 16 de febrero de 2022 - 4:45 PM

En sus 23 partidos precedentes en esta temporada de LaLiga Santander, el Levante sólo había ganado un partido, ninguno como visitante, hasta este miércoles, cuando llegó, presionó, ganó y recuperó la fe en el Wanda Metropolitano, escenario de otro despropósito tremendo del Atlético de Madrid, que tocó fondo en la era Simeone, desfigurado por enésima vez este curso, sin excusas, sin una coartada defensiva.

Porque el Atlético no jugó a nada. En ningún momento ni en ningún lado. No propuso ninguna de las condiciones mínimas para ganar un partido en Primera División. Ni fútbol ni ocasiones -no tuvo ninguna contra el último de la clasificación- ni intensidad ni presión ni contundencia ni convicción ni nada de lo que siempre tuvo con el técnico argentino, perdido en un laberinto del que ni comprende ni ve la salida. Este miércoles no hubo épica.

No hubo nada por parte del conjunto rojiblanco, devorado por el Levante, al que no le queda otra que creer, pero que jugó con mucho más orgullo, mucha más determinación y mucha más ambición este miércoles que el Atlético, el actual campeón, al que maniató casi de principio a fin y al que rebajo a la mínima expresión en la que se mueve desde hace meses. Ni está ni se le espera. Es un equipo menor. La Champions parece sólo una ilusión.

Simeone habló de un plan en la víspera. No lo tiene el Atlético. O no lo ejecuta. O no sabe cómo desarrollarlo. O no logra transmitirlo. Sea como sea, el caso es que el encuentro que completó el conjunto rojiblanco fue espeluznante. A la altura de otros muchos de esta temporada. O peor. Porque enfrente estaba el último, que fue un equipo mucho más competitivo que el quinto de la tabla, aterrado cuando le presiona cualquier adversario.

Y si bien el Atlético no presiona a sus rivales, ni siquiera la férrea defensa del pasado aparece. Simeone se tambalea, a pesar de sus ocho títulos previos a esta temporada, la presión era una ruta indivisible del éxito, de su propia esencia, hoy un bonito recuerdo de lo que fue el equipo y de lo que no es. Una comparación que sólo puede generar melancolía, tal y como está en la actualidad.

En todo eso tuvo este miércoles mérito el Levante, que mantiene la fe en algo que casi todo el mundo ajeno a él considera imposible como es la permanencia, tal y como ha llegado a estas alturas de LaLiga Santander. Pero lo ha sufrido ya tantas veces el Atlético en esta campaña, sea cual sea el oponente, que está claro que es un problema propio, tan ruidoso como el grito de Melero cuando marcó el 0-1 para el Levante en el minuto 54 del duelo.

El gol retrató al Atlético. A toda su defensa. Y a Reinildo, que no se enteró ni por dónde le venía el pase ni su rival. Cuando reaccionó ya no tenía ninguna opción de impedir lo que, por otra parte, se veía venir: el gol del Levante, nada extraño tal y como había sido el duelo hasta ese instante.

Ni siquiera lo habría sido el 0-2 cuando De Frutos conectó un derechazo que sólo pudo repeler Oblak, este miércoles el único a la altura de lo que se está jugando el equipo rojiblanco, que después dio recorrido a Joao Félix y Luis Suárez, pero no es un problema individual, sino colectivo. El equipo que siempre proclamó Simeone hoy no existe. Tampoco habría existido si el gol de Correa, anulado por falta de Giménez, hubiera valido o si el cabezazo final de Oblak hubiera tomado portería.

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