Volver de una lesión nunca es fácil. Para el panameño Andrés Andrade, fueron casi diez meses de esfuerzo físico, resiliencia mental y trabajo silencioso lejos de las luces del estadio. Su recuperación fue un proceso largo, exigente y emocionalmente desafiante, marcado por días enteros en el gimnasio, rutinas de fortalecimiento y sesiones interminables de fisioterapia.

“Puedo decir que fue uno de los momentos más difíciles de toda mi carrera”, confiesa el defensor del LASK austríaco. “Pero tuve la suerte de contar con grandes profesionales que me ayudaron a regresar lo más fuerte posible, tanto física como mentalmente”.

Durante ese tiempo, Andrade encontró su mayor sostén en casa. "Sin duda, mi familia fue clave. Mi esposa, mi madre... son todo para mí. Al principio no me sentí bien mentalmente y ellas me ayudaron mucho a superarlo", cuenta con emoción. También agradece el respaldo recibido desde Panamá y el cariño de los aficionados en Linz, ciudad donde se siente acogido.

El tan esperado regreso llegó el 28 de marzo, en un duelo de visitante ante Altach. Andrade no solo fue titular, algo que ni él mismo esperaba, sino que además marcó un gol. "Para ser honesto, no me esperaba eso. Fue un momento increíble después de todo lo que he pasado. Volver así, ayudar al equipo con un gol, fue algo que no puedo describir".

El tiempo fuera le dio perspectiva, cambió su forma de ver el juego y fortaleció su carácter. "Mi mentalidad ha cambiado mucho. Todo este proceso me enseñó a mantenerme positivo, a motivar a los demás ya no rendirme nunca. Quiero ser un ejemplo para quienes también han pasado por una lesión así. Confuerza y fe, todo se puede lograr”.