La roba cunas
- lunes 30 de marzo de 2015 - 12:00 AM
Leonisa era mujer que sobrepasaba las seis décadas, quien en sus años mozos tuvo su atractivo y buen cuerpo, pero como el tiempo así como todo lo cura también pasa factura ya estos atributos habían desaparecido o quedaban solo rastros. Trabajaba en un pueblo vecino al Chirrizcazo en la regional de una oficina de Gobierno, quedó por esos lares gracias a su arduo trabajo en campaña electoral, lo que la hacía, según ella, acreedora a algún puesto público, cualquiera que fuese. Era divorciada, no tenía hijos y sus alegrías consistían en la lotería, las interminables partidas de dominó donde su amiga Casilda y de lujuriar descaradamente a los tantos agentes de la seguridad de fronteras que pasaban a cada rato por allí.
Una noche, pasadas las once, Leonisa iba rumbo a su casa maldiciendo todo lo que hallaba a su paso debido a una partida de pura pérdida, cuando por su camino se cruzó un muchacho joven quien la miró con deseo y lujuria y le dijo: ‘Cosita rica, vaya con cuidado que una cosa tan hermosa como tú la pueden raptar’. Suficiente fue esto para que Leonisa armara una fantasía sin precedentes, llegó a su casa extasiada, no concilió el sueño y la mañana siguiente ya estaba en la casa de Bryan, el mismo qué inconscientemente y causa de tan grande borrachera la había piropeado la noche anterior. El pobre Bryan salió adormitado de su casa ante la gritería y de inmediato se le abalanzó Leonisa. ‘Buen día, mi amor, cómo amaneciste. Hoy quiero que vayamos a pasear al puerto…’ a lo que el joven se zafó del abrazo y le preguntó que quién era. ‘No me hagas esas bromas, papi, y alístate que te voy a acompañar a la escuela’, le dijo la enamorada señora, pero el muchacho ya serio le dijo que no lo molestara que ya andaba algo tarde y entró a su casa asustado a contarles a sus padres.
Bryan salió con su uniforme y su mochila rumbo a la escuela, a pesar de ya tener mayoría de edad aún era escolar ya que entró tarde a kínder, pero estaba en su último año. Caminó rápidamente, mas su enamorada lo persiguió y a pesar de las cansadas rodillas lo alcanzó y hasta el mismo salón llegó. El acoso de Leonisa se volvió insufrible, lo esperaba a la hora de salida, lo buscaba en la mañana, lo acompañaba (según ella) a jugar fútbol y hacía cuanta cosa se le ocurriera a pesar del rechazo del joven hombre.
Un día la madre de Bryan cansada del acoso de la señora a su hijo la esperó antes de la hora de salida y la encaró: ‘Deja a mi hijo quieto que él simplemente te piropeó porque estaba borracho, mírate si estás vieja y fea’, a lo que Leonisa indignada aseguró que el romance entre ellos era sincero, ‘Loca, si eras compañera de salón cuando mi mamá estaba en la escuela, ya hablé’. Pero inmediatamente sintió el calor del golpe en la cara, Leonisa era paciente, pero que le dijeran vieja y loca no lo toleraba y se armó tal jaloneo que por el griterío tuvieron que venir varios profesores y hasta el mismo Bryan a separar a las dos enfurecidas mujeres.
==========
Enamorada: ‘Buen día, mi amor, cómo amaneciste. Hoy quiero que vayamos a pasear al puerto…’
Amenazante: ‘Vieja loca, si eras compañera de salón de mi mamá...’