Macho de verdad

‘La que te lo niega de seguido es porque tiene otro marido', le dijeron los compañeros a Aureliano
  • viernes 04 de marzo de 2016 - 12:00 AM

‘La que te lo niega de seguido es porque tiene otro marido', le dijeron los compañeros a Aureliano, quien cada mañana llegaba repitiendo la misma historia ‘anoche tampoco me lo dio', ‘no quiso abrírseme anoche', ‘se me negó' y otras quejas que al final significaban lo mismo: Medea, la mujer de Aureliano, andaba muy fría y eso traía al marido por la calle de la amargura. Los amigongos se reunieron para darle el golpe de gracia, y le soltaron lo que ellos no querían decirle por miedo a que tomara una decisión irreversible o porque les devolviera el favor con trompadas, que es la reacción común de muchos cuando les insinúan que los están quemando.

Contrario a lo que esperaban, Aureliano bajó la cabeza en silencio; al cabo de unos minutos soltó la lágrima reinvindicadora y preguntó quién era el man que se estaba tirando a su mujer. La caridad dominó a los presentes, que dijeron a coro que nadie había asegurado que Medea se le estaba abriendo a otro, que solo eran sospechas basadas en experiencias de otros compañeros que habían vivido el mismo calvario, y al final habían descubierto que la mujer llevaba rato meneándosele a otro, ‘casi el mismo tiempo que llevaba sin dárselo al de la casa'. Aureliano cogió un respiro cuando oyó que eran suposiciones nada más, pero la esperanza se le transformó en angustia porque los ‘expertos' del patio advirtieron: ‘A usted le toca investigar, si resulta que hay otro machucante, la deja y se busca otra, pero eso sí, solo investigue si está dispuesto a dejarla en caso de que resulte cierto que está volando manduco con otro; pero si va a hacer el papel de pendejo, de averiguar para inflarse como un toro y luego llorar como un chiquillo y rogarle que deje al otro, entonces mejor deja todo tal cómo está'.

Aureliano tragó grueso antes de afirmar que estaba dispuesto a averiguar y que si resultaba cierto ‘ay del infeliz que se estaba comiendo a su mujer, y ay de ella, pobrecita'. Los compañeros lo abrazaron mientras le decían ‘así mismo es, macho de verdad', y Aureliano se fue para su casa, donde recibió una sorpresota, Medea lo esperaba con una cena de esas cutriñonas y después le sirvió en bandeja de plata el de adelante y el de atrás, todo por iniciativa de ella, que en la cama volvió a ser la leona de los primeros tiempos, razón por la que Aureliano llegó al día siguiente al trabajo con cara de puñetazo, y apenas llegaron los compañeros los fue mandando, uno a uno, para el carajo, acusados, además, de metiches, malos amigos, malpensados, bochinchosos, difamadores y cuantos adjetivos le vinieron a la mente rabiosa. ‘Solo en la mente enferma y torcida de ustedes está esa idea de que mi mujer tiene otro, creen que todas las esposas son como las de ustedes, que no conocen el respeto ni el honor, no me hablen nunca más y váyanse a investigar a su mujer', les dijo y los demás supusieron que se lo habían dado y con eso lo convencieron de que lo del otro era un fantasma. ‘De acuerdo, amigo, no le hablamos más si ese es su deseo', le aseguraron los compañeros, y Aureliano cerró la conversación gritándoles ‘para amigos bochinchosos como ustedes mejor me quedo solo'.

Fue a las tres que pidió permiso, preocupado porque Medea, que se había quedado en la casa, supuestamente porque tenía las caderas adoloridas del templón que le había dado él, no contestaba el celular. Iba en un taxi cuando en el carril contrario vio un camión que llevaba una mudanza, nunca supo por qué se quedó mirándolo, mucho de lo que allí iba le parecía conocido… Casi enloquece cuando abrió la puerta de su casa y la halló vacía. Pasó la noche llorando en el piso, porque Medea se llevó hasta la cama matrimonial, y solo le dejó la cartita en la que reconocía que tenía otro.

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Casta: En mi familia ha habido tres quemes, y no perdonamos eso.

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Cachos: Si te lo niegan de seguido hay otro marido.

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