Decisiones de fin de año
- lunes 31 de diciembre de 2013 - 12:00 AM
A lina, al igual que muchos, se había hecho sus propuestas cuando empezó el 2012. Solo una no había cumplido: dejar de sufrir por infidelidad. Por eso abordó a su marido, Elvis, quien ni era guapo ni tenía buena voz, pero sí quemón, y le dijo que se decidiera. Elvis se hizo el inocente y dijo que ya había decidido comprar pavo y no pernil.
‘No te hagas el pendejo, que sabes bien a qué me refiero. Tienes hasta las 11:59 p. m. para decidir, pero eso se acaba en este 2012 o yo pongo la demanda de divorcio, de eso puedes estar seguro’. Ambos partieron a trabajar la media jornada.
Fue al mediodía que Elvis recibió la llamada. Lo pensó un ratito, porque había sentido mucha seguridad en las palabras de Alina. Pero Liza, su amante, le hacía honor a su nombre, e insistió tanto que él aceptó acompañarla a comprarse la ropa de Año Nuevo.
Mientras, en el trabajo de Alina, una compañera sugirió algunas prendas imprescindibles para esa fecha. ‘Ropa íntima de color amarillo es un amuleto que no falla, no hay hogar que se apague si la mujer la usa en esta noche’, dijo la dama y Alina sintió renacer la esperanza, por lo que se unió a la multitud que abarrotaba los comercios en busca de lo que faltaba para despedir al viejo y recibir al nuevo. Había recorrido varios almacenes cuando se acordó de una prima que estaba casi calcinada por el marido. Y entró a otra tienda en busca de ropa íntima amarilla para que la pariente aquietara al consorte. Escogió varias piezas que le parecieron atractivas y caminó hasta la caja. Ya casi llegaba a formar la fila cuando le pareció percibir el perfume de Elvis.
Aspiró profundamente y no tuvo duda de que su marido estaba allí. Iba a salirse de la fila, pero recapacitó. ‘Elvis no es el único que usa ese perfume’.
Pagó y, con el cartucho bajo el brazo, se dirigió a la paquetera, donde también había fila. Una mujer abrazada a la cintura de Elvis esperaba el turno.
‘Vaya, veo que ya decidiste’, le dijo serenamente. Elvis se zafó de la amante y trató de alcanzarla gritando que estaba equivocada, que era un error. La alcanzó y la abrazó desesperado, pero Alina llamó a un policía y le dijo que ese hombre había intentado quitarle la cartera. ‘Lléveselo, que por poco me roba’. Y se fue dejando a Elvis enredado con los seguridad, quienes lo dejaron ir porque la acusadora desapareció. Empezó a llamarla al celular, pero este sonaba apagado. Marcó el número de la casa hasta cansarse. El aparato sonaba y sonaba, por lo que pensó que Alina estaría donde la mamá o quizás en la casa de la prima. Llamó a esos sitios también y en ambos le dijeron que acababan de hablar con ella y que estaba haciendo unas compras. Empezó otro peregrinaje por el centro comercial.
‘No me jodas, que tengo un problema grave en mi hogar’, gritó las muchas veces que Liza lo llamó. Cuando se cansó de buscarla en vano decidió regresar a la casa, donde lo esperaban una puerta con candado y un montón de bolsas y mochilas con su ropa y otros checheritos. A un lado estaba su bicicleta y sobre ella un letrero que decía: Año Nuevo, marido nuevo y fiel.
MORALEJA: SI NO QUIERES QUE LA DE LA CASA TE DEJE, PARA LA QUEMADERA, QUE HASTA LA MÁS ENAMORADA UN DÍA SE LLENA DE VALOR Y DICE: NO MÁS.