Concurso novedoso

‘Don Pacho' andaba que le faltaban palabras para expresar el gozo y la satisfacción que lo inundaban desde que se ganó el Gordito. La plata abundante haló otras delicias: su mujer, Leocadia, pudo irse al centro comercial y echarse encima más de mil dólares en trapos y zapatos; regresó tan contenta que esa noche no se lo negó, y el marido en orfandad estuvo a punto de recuperar los doce años de abstinencia.

Los vecinos sospecharon, porque Leocadia pasaba el día en la calle y regresaba llena de cartuchos; además, la habían visto quemar un montón de ropa y lanzar al patio la estufa y la refrigeradora. Un mediodía que regresaba con comida comprada, le dijeron ‘vaya, Leo, puro estreno, cada día una muda nueva'. Leocadia se defendió: ‘los ahorros navideños', pero las otras le dispararon tantas preguntas que confesó que el marido se había ganado la lotería. Enseguida le cayeron a ‘Don Pacho' exigiéndole una pachanga para festejar. Esa noche, en la intimidad reanudada por el poder de la plata, Leocadia lo convenció de celebrar la rumba para que ella pudiera lucir los vestidos nuevos: ‘Haré como las quinceañeras, que se cambian varias veces el traje, me pondré uno para iniciar y a medianoche me pondré otro'. El vientre satisfecho le dispara la creatividad a cualquiera, y ‘Don Pacho' no fue la excepción. Se le ocurrió celebrar un concurso de borrachos. Y corrió la voz: Concurso patriótico solo para ebrios, premios en efectivo, $3000, $2000 y $1000 para los tres primeros lugares y numerosos premios de consolación.