Achapado a la antigua

El cuatrimestre inició sin mayores dificultades en una universidad particular de la ciudad capital, debido a la situación económica que atraviesa ...
  • martes 04 de febrero de 2020 - 12:00 AM

El cuatrimestre inició sin mayores dificultades en una universidad particular de la ciudad capital, debido a la situación económica que atraviesa el mundo y en la cual Panamá no escapa de ella, solamente habían 10 estudiantes de ambos sexos en el aula de clases.

El catedrático, un longevo profesor que tenía muchos años de laborar en la institución de educación superior, se jactaba de ser el filtro, que el que pasaba su cátedra, era porque su coeficiente intelectual era elevado.

La clase que impartía eran magistrales, no había oportunidad para hablar entre los estudiantes y el docente ya que, él afirmaba que sus enseñanzas eran a su estilo y que no aceptaba sugerencias de nadie en su materia, ya que la cátedra la dictaba a su libre albedrío.

Así que mandaba a sacar copias y más copias y exigía que las respuestas en los exámenes fuesen textualmente según estaban en el texto y que no aceptaba interpretaciones, aunque fuesen correctas.

Los estudiantes se reunieron en una ocasión y entre todos opinaron, que esta decisión del profesor no era la correcta, ya que estaban en pleno siglo 21, era del conocimiento, por tanto, el aprendizaje no es para el momento y que esto de aprenderse de memoria era cosa del pasado, porque el aprendizaje y las competencias se aprenden en doble vía, del conocimiento de ellos con la retroalimentación del docente.

Los jóvenes acordaron hablar en el aula de clases con el catedrático, para conversar y explicarle lo conversado y ver si se lograba un cambio, por el bien de ellos, ya que están en formación y requieren los mejores conocimientos para ir al mercado laboral.

Después de pensarlo algunas veces, al fin se atreven a conversar con el profesor; quien desde el primer momento de la intervención del vocero, no daba la más mínima señal que las cosas iban a cambiar y, hasta las medidas que tomó fueron más severas; no iba a dejar utilizar el celular en su hora de clases.

Viendo la situación, que no tenía solución, afirmaron que iban a conversar con el director de la Escuela, de no conseguir respuesta satisfactoria, iban a enviarle una carta firmada al decano con copia al rector y a los demás órganos de Gobierno de la Universidad.

El director de la Escuela citó al profesor para conversar y escuchar sus descargos ante los señalamientos de los estudiantes. Luego de dos horas, el jefe inmediato le informa que iba a hacerle una nota al decano, explicando ambas versiones sobre lo que estaba sucediendo y que el él como autoridad buscara una solución final al conflicto.

El decano llamó al profesor y le exigió que debía cambiar su método de enseñanza, que estaban en el siglo 21 y que su accionar estaba afectando a sus clientes, los estudiantes; de lo contrario el que iba a salir era él, que como empresa privada, lo primero, segundo y tercero eran los estudiantes. Le iba a dar oportunidad en el siguiente cuatrimestre para ver si cambiaba, sino lo reemplazaba.

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