Cuando se apaga la chispa y se encienden los problemas

  • viernes 10 de octubre de 2025 - 12:00 AM

Dicen que el amor todo lo puede, pero cuando la intimidad desaparece, el vínculo tambalea.

Muchas parejas creen que la rutina, el trabajo o los hijos son excusa suficiente para dejar “para después” esos momentos de conexión, pero la realidad es que, sin contacto ni cercanía emocional, el matrimonio empieza a desmoronarse en silencio.

La primera señal es la distancia emocional. El cariño se enfría, las conversaciones se vuelven frías y la pareja comienza a sentirse como dos desconocidos bajo el mismo techo.

A esto se suma la frustración personal, ese vacío que aparece cuando uno de los dos siente que ya no es deseado ni valorado.

Y cuidado con la tercera consecuencia: la tentación. Cuando el corazón no encuentra abrigo en casa, busca calor en otro lado.

No siempre se trata de una infidelidad física, a veces basta un mensaje, una mirada o una atención ajena para encender un fuego peligroso.

La pérdida de comunicación llega casi sin notarse. Ya no se habla de lo importante, no se comparten sueños ni miedos, y el silencio se convierte en rutina.

El pacto matrimonial se debilita, porque el matrimonio no solo une cuerpos, sino también almas y espíritus. Cuando falta una de esas partes, el amor empieza a tambalear.

Así que, si notas señales de enfriamiento, no mires hacia otro lado. Recuperar la intimidad es posible, pero requiere voluntad, cariño y mucha honestidad.