El superorgasmo es posible. Está claro que, como en todo, dependerá de lo que apetezca ese día y de los gustos personales de cada pareja.

Si hacemos una breve descripción de cómo deberían ser las relaciones sexuales y cuántas por semana, deberían incluir juegos, besos y más besos, caricias en general, caricias en las zonas erógenas y caricias y estimulación manual y bucal en los genitales.

En el caso de la mujer, la estimulación del clítoris debe hacerse con poca presión y con la suavidad, equivalente a la que se acariciaría el glande. La rapidez depende de cada una y de sus costumbres al masturbarse.

Deben irse cambiando los movimientos, en forma de círculos, de arriba a abajo, tocando alrededor, intentando masturbarle como si fuera un pene que a veces se puede, y según se va viendo que aumenta la excitación casi que centrarse en ese movimiento que está produciendo más muestras de placer y que casi con total seguridad conducirá a un orgasmo.

A cada mujer le gusta de una manera, por eso es tan importante no dar por hecho que hay una forma infalible de “tocar”, a todas, porque no, no es así.

¿Cómo intensificar el orgasmo e incluso prolongarlo? Ahora nos vamos a ir a otra zona importante que, aunque produce mucho placer, no desencadena el orgasmo y es el punto G. En los hombres está en el ano. Estimular el ano producirá orgasmos más intensos en el hombre.

En las mujeres está en la entrada de la vagina, a unos 2 o 3 centímetros, y se ubica en la parte superior de la parte interna de la vagina, una zona más abultada y quizás más “áspera”, con otra textura, detrás del hueso del pubis que también está aquí. Introduciendo un dedo con la yema hacia arriba, está a la altura de la primera falange.

También puede estimularse con el pene, pero para encontrar el punto G con el pene hay que hacer penetraciones muy cortitas, poco profundas, para que el anillo del glande lo roce y aumente el placer.