La violencia se llevó a otra niña, en Curundú quieren vivir en paz

Los restos de Rogeli Espinoza, de 9 años, la niña asesinada en medio de una balacera en Curundú, fueron despedidos por familiares y sus compañeros de escuela la mañana de ayer.

Bajo un calor insoportable el féretro de ‘Cielo' como la conocían cariñosamente, reposaba bajo una carpa improvisada ubicada cerca del apartamento donde residía la niña.

Sus compañeros de la escuela Fe y Alegría donde cursaba el tercer grado le rindieron homenaje vistiéndose con suéteres blancos, con su imagen alegre estampada.

Sus padres observaban abrazados el féretro donde se encontraban los restos mortales de Rogeli. ‘¡Ay, mi amor!', eran las palabras de dolor que salían de los labios de la desconsolada madre.

La larga ceremonia estuvo precedida por los pastores de la iglesia Casa de Fe Ardiente, que con sus palabras trataron de darle un poco de consuelo a los dolientes.

‘Rogeli pasó a mejor vida, a un lugar donde no hay sufrimientos ni violencia', manifestaba uno de los pastores en la ceremonia.

‘¡Ay, mi amor!', se volvió a escuchar en medio del llanto, el dolor y la impotencia. La pequeña fue asesinada la tarde del jueves 5 de octubre cuando se encontraba con sus amiguitas en la cancha sintética ubicada en los multis amarillas de Curundú, cuando pandilleros protagonizaron una balacera y Rogeli recibió un balazo en el cuello, murió minutos después en el Hospital del Niño.

Familiares solicitaron a la Policía Nacional realizar los operativos antipandillas. Por este homicidio hay un menor, de 15 años de edad, detenido, es conocido con el alias de ‘Mistolín'.