Hay que ver el universo del delito

Hay que reconocer que las cifras de homicidios bajaron comparativamente con el año anterior, cuando se cometieron 806 frente a los 729 que reportó El Siglo, pero hay que ver el universo de los delitos. Las estadísticas demuestran que persisten los hurtos, robos y la violencia doméstica, que son los que más afectan al ciudadano común. Por eso es prematuro decir que ha bajado la delincuencia, basándose en las cifras de homicidios, cuando el resto de la actividad delictiva se mantiene.

El trabajo de la Policía Nacional merece reconocimiento , pero esto no es suficiente. La reducción en los homicidios puede deberse a la acción policial, a la presencia de los agentes en las calles, lo que reprime la actividad delictiva. El uso del Pele Police, aunque se critique, puede ser otro factor, pues el delincuente que sabe que lo buscan, se evita de salir. Pero esta es una situación temporal, pues cuando la Policía regresa a los cuarteles el delincuente vuelve a salir. Es imposible que cada ciudadano tenga a un policía detrás.

Por eso, mientras en el país no se adopte una política criminológica, que se aplique como una política de Estado de carácter permanente, estaremos actuando de forma reactiva y la actividad criminal crecerá exponencialmente.

Para contrarrestar la actividad delictiva hay tres variables: La prevención, que si se aplica permitirá ir debilitando la posibilidad de que futuros prospectos se integren a la actividad delictiva. La segunda es la represión y la tercera la resocialización. Mientras en el país no se ejecuten verdaderos programas de resocialización persistirán las fugas, las peleas entre los internos y el hacinamiento que vemos a diario en las cárceles. Es necesario que la resocialización sea de carácter científico y técnico. Insistimos en que se adopte una política criminológica, que contenga acciones integrales, que se aplique sin importar qué gobierno esté de turno y que sea permanente, pues la delincuencia se transforma, cualitativa y cuantitativamente y este no es un fenómeno exclusivo de Panamá. Mientras no se aplique esta herramienta de carácter social, el problema de la criminalidad y la delincuencia va a persistir.