Quería cambiar de vida

Los últimos cuatro meses, Pedro Córdoba Díaz le comentaba a su hermano, quien se llama igual que él, que quería cambiar el rumbo de su v...
  • sábado 17 de noviembre de 2012 - 12:00 AM

Los últimos cuatro meses, Pedro Córdoba Díaz le comentaba a su hermano, quien se llama igual que él, que quería cambiar el rumbo de su vida.

‘Pedritín’, como le decían al chico de 24 años, le confesó a su hermano en varias ocasiones que era consciente de que si no cambiaba lo que le esperaba sería la cárcel o la muerte. El presentimiento del joven se cumplió el domingo 11 de noviembre, cuando sujetos que no han sido identificados por la Policía le propinaron ocho tiros en la cara. El crimen ocurrió en el sector #5 de Samaria, en un lugar conocido como El Hueco, en el distrito de San Miguelito.

‘Pedritín’, quien dejó a un niño de un año en orfandad, se había alejado de las malas amistades, comentó su hermano mientras recordaba las veces que lo aconsejó y lo invitó a la iglesia donde asiste.

‘ Estaba cambiando de vida, si le digo que era un santo le miento’, explica Pedro, ‘pero llegaba temprano a casa y había dejado de meterse en problemas. Se ganaba la vida realizando camarones’.

El joven tuvo una dura infancia. Su padre murió cuando él tenía seis años. Cursó estudios hasta segundo grado de primaria y pasó un año en la cárcel. A pesar de eso, tenía un buen sentido del humor, quienes lo conocieron lo recordarán por su carisma.

UN MENSAJE DE REFLEXIÓN

Su hermano, quien asiste a la Iglesia evangélica, reflexionó sobre la muerte repentina de su pariente.

El hombre, que se gana la vida vendiendo manzanas en diferentes puestos de Calidonia, envió un mensaje a aquellos que están en malos pasos. El mensaje es claro: la violencia y la droga no llevan a nada bueno, el resultado de quienes entran a este mundo es siempre el mismo, la muerte o la cárcel.

‘No pensé que la muerte de mi hermano doliera tanto’, reflexiona Pedro, al tiempo que se le hizo un nudo en la garganta y lloraba cuando describía su vida.

Ahora, su hijo crecerá sin su padre. Esta es una de las consecuencias que se deberá enfrentar tras su muerte, agregó.

Pedro en más de una ocasión le predicó la Palabra de Dios. Su hermano lo escuchaba y aunque no estaba de lleno en los quehaceres del evangelio, solo era cuestión de tiempo para que ‘Pedritín’, quien vivía con su mujer, le entregara su corazón a Dios.

La última vez que lo observaron fue el pasado jueves, cuando sus familiares y amigos lo sepultaron en el cementerio municipal de Utivé, en el corregimiento de la 24 de Diciembre.

Eric Batista, quien preside el Movimiento Antipandillas (MAP), invitó a los jóvenes a buscar a Dios.

Batista, quien trabaja con jóvenes que una vez pertenecieron a pandillas, cree que el camino para el cambio está en Jesucristo, pero aclaró que toda desobediencia tiene su consecuencia y que esta podría desencadenar en la muerte.

Por la muerte de Pedro Córdoba Díaz la Policía no ha detenido a ninguna persona. Su hermano exigió justicia por el crimen.