Pueblo Nuevo | Un herido y más de cien evacuados tras la explosión en edificio

Nadie imaginó que el silencio cotidiano del edificio Torres de Montserrat, ubicado en el corregimiento de Pueblo Nuevo, sería roto por un estruendo capaz de sacudir hasta los huesos. En el piso 21, apartamento D, una explosión desgarró el aire como un rugido metálico, liberando una ola de fuego que iluminó los pasillos con un resplandor enfermizo.

De entre el humo emergió un hombre, su piel marcada por quemaduras de segundo grado que parecían contar, en silencio, la historia de un instante infernal.

Los bomberos actuaron de inmediato, con la precisión de quienes conocen de cerca el borde entre la vida y el desastre. Los vehículos —el 300, el 981 y el 815— se alinearon frente a la torre como centinelas rojos, mientras la Policía Nacional sellaba el perímetro, atenta a cada chispa que pudiera delatar un nuevo peligro.

Desde el interior del edificio comenzó el éxodo: más de cien personas descendieron por las escaleras envueltas en una mezcla de incertidumbre. Entre ellos también huían las criaturas silenciosas del lugar: cerca de 25 mascotas, felinos y caninos, fueron cargados entre brazos temblorosos, alejados de un edificio que por minutos parecía respirar peligro.

En lo alto, los bomberos continuaban la verificación estructural, moviéndose entre escombros y penumbras, revisando cada rincón donde el fuego hubiese dejado su rastro.

El inspector de turno se dirigía al sitio, listo para escarbar entre los restos en busca de respuestas para esclarecer las causas de este siniestro.