¡Ni rezó! Lo fulminaron a tiros en la hamaca

  • viernes 18 de abril de 2025 - 12:00 AM

El diablo anda suelto en Panamá, y en solo dos días se han reportado cuatro homicidios a nivel nacional, dejando a la comunidad en un estado de alarma y preocupación en plena Semana Santa.

El último hecho de sangre tuvo lugar la mañana de este jueves en el sector de El Vallecito, en Lucho Franco, corregimiento de Las Cumbres.

Un hombre, aproximadamente de 28 años, fue asesinado de dos balazos mientras dormía plácidamente en una hamaca.

Su cuerpo sin vida fue encontrado por sus familiares, quienes quedaron en shock ante la brutalidad del crimen.

Según los cuentos que circulan en el barrio, la víctima había tenido una discusión con un tipo la noche anterior y después se retiró a la casa de un amigo. Hasta el momento, no hay detenidos por este caso.

Despacharon a tres más al otro mundo

Pero este no fue el único crimen que conmocionó al país. Horas antes, se reportó el homicidio de Eliécer Ureña, de 62 años, quien fue apuñalado en el cuello por un hombre conocido como Luis Molinar la noche del martes en Los Llanitos de San Carlos. Tras cometer el crimen, el agresor se ahorcó, dejando un rastro de horror en su camino.

La violencia no se detuvo ahí. En otro hecho trágico, en el sector de La Porqueriza, corregimiento de Pueblo Nuevo, ocurrió un doble homicidio. Francisco Javier Barría, de 20 años, y Andrés Jesús Rentería, de 30 años, fueron asesinados a balazos en calle 10 de Río Abajo, cerca de La Porqueriza.

Cuando la Policía Nacional llegó al lugar, se encontró con un panorama desgarrador: las víctimas presentaban disparos en la cabeza.

Los reportes policiales indican que los sicarios siguieron a sus víctimas y caminaban detrás de ellos. Cuando vieron la oportunidad de atacarlos, les soltaron bala.

Los cuerpos de las víctimas quedaron tendidos en el pavimento en medio de un charco de sangre.

La ola de violencia sigue sembrando el miedo en las calles, y la población clama por respuestas y seguridad y el espiral de violencia no parece tener fin.

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