‘Mango Verde' ladrón, asesino y violador de doncellas
- domingo 05 de agosto de 2018 - 12:00 AM
CRIMINALES VIOLENTOS
El criminal se tomaba los bares de la ciudad y violó a una menor de edad. Además, junto a dos cómplices, controlaba las cárceles donde la vida de cada uno de sus enemigos tenía un precio.
Paradójicamente durante el período militar la criminalidad en Panamá estaba bajo control, no había asaltos a bancos y los pocos que hubo, como en el caso de Foster y ‘Chino Negro', sus autores murieron abatidos por su crimen, aseguró un exmilitar de las Fuerzas de Defensa.
Fenómeno post invasión
Felipe Camargo Amaya, exmayor del desmantelado Instituto Armado, asegura que a raíz de la eliminación del ente militar, surgieron componentes del crimen como ‘Mango Verde', y otros antisociales que vieron el camino libre para cometer sus fechorías sin ser perseguidos.
‘Mango Verde' era un asesino convicto de la cárcel Modelo. Controlaba esta y otras cárceles del país junto a una serie de elementos que se consolidaron en el mundo criminal, en el período post invasión militar y por ende la derrota de las Fuerzas de Defensa', afirmó Camargo.
Armamento
En los primeros meses de 1988, antes del primer intento de golpe militar a Manuel Antonio Noriega, el mayor Camargo encabezó una operación de suministros y armas ofrecido por el régimen cubano.
‘Traje de Cuba 50 mil fusiles AK 47, lanzacohetes RPG 7, morteros y ametralladoras RPK, hicimos varios vuelos', reveló el militar.
Muchas de esas armas quedaron escondidas y luego vendidas en el mercado negro, otras cayeron en manos de delincuentes comunes luego de la invasión.
‘Mango Verde'
Junto a otro compinche apodado ‘Rivas', fue el jefe de las bandas dentro de la cárcel Modelo.
-Los primeros años del período post invasión fue la época cuando más presidiarios murieron violentamente dentro del penal por ‘reyertas', aseguró el mayor retirado.
Aprovechando el descuido gubernamental respecto a la seguridad y el arsenal de armas ilegales diseminado en las calles, surgieron varios delincuentes, entre estos, Rubén Becerra alias ‘Mango Verde'.
Sus apetitos sexuales y la marihuana que consumía a diario lo llevaría a terminar sus días de forma anticipada y violenta.
Una noche de octubre de 1991, mientras el mundo dormía, ‘Mango Verde', un hampón apodado ‘Rivas', y un tercero con el alias de ‘Luna Menguante', entraron al bar Good Neighbor, en la esquina de calle M en San Miguel y se apoderaron del centro nocturno.
Eran las 10:37 de la noche. Sentados en la barra, ‘Rivas' y ‘Mango Verde' pidieron una cerveza casi gritando, por el ruido de la música haitiana que se escuchaba tres calles hacia arriba, mientras tanto ‘Luna Menguante' , hizo ver que iba para el baño.
Solo les tomó unos segundos sacar cada uno una pistola. ‘Mango Verde', saltó la barra, apuntó a la cabeza del administrador al tiempo que lo obligaba a abrir la caja registradora y extrajo la totalidad de los ingresos del día. ‘Rivas' sostenía una pistola calibre 380, con municiones reforzadas apuntando directamente a los parroquianos ebrios en las mesas, ayudado por ‘Luna Menguante'.
Los tres criminales salieron corriendo y desaparecieron en la oscuridad de las calles hacia Curundú, antes que la policía se enterara.
‘Mango Verde', se mudó para Pueblo Nuevo, allí conoció a Damaris Saavedra, una menor oriunda de Las Tablas, de 16 años, con un lunar sobre su mejilla izquierda.
Como el tigre espera un descuido de su presa, el delincuente esperó que los padres de Damaris se fueran al trabajo y la dejaran sola; sigilosamente tocó la puerta y cuando ella abrió se introdujo violentamente en la casa de madera, puso una mano sobre su boca y con la otra sujetó ambos brazos, rasgó su ropa y la violó de forma salvaje.
Una semana después el criminal fue ultimado de 8 tiros, irónicamente uno de ellos le dio en los testículos.