Mató a su expareja a tiros frente a la mirada de sus estudiantes
![Beatriz Miller de Box, profesora que fue asesinada en 2007. Beatriz Miller de Box, profesora que fue asesinada en 2007.](http://elsiglo.com.pa/binrepository/600x384/0c0/0d0/none/275766432/SQPA/profesora-jpg_181-9226171_20250125173852.jpg)
- domingo 26 de enero de 2025 - 12:00 AM
Beatriz Miller de Box, una profesora de música que trabajaba en el colegio Rodolfo Chari, en la ciudad de Aguadulce, presentía desde hace días que la iban a matar. Por eso, había solicitado ayuda a la Policía Nacional e incluso había dormido en un cuartel.
Su presentimiento se hizo realidad el día 6 de septiembre de 2007, cuando a eso de las 7:45 de la mañana, cuando apenas había iniciado sus clases habituales, un hombre entró al salón de clases, sacó un arma de fuego y le disparó ante la mirada de sus estudiantes.
El sonido ensordecedor de las detonaciones quebraron la tranquilidad del colegio y tanto estudiantes de otros salones como los docentes se preguntaron qué había ocurrido y qué había sido ese extraño ruido.
Los gritos alertaron que se había cometido un crimen. Habían matado a la profesora Beatriz.
Los testigos contaron a la policía que el asesino había entrado furtivamente por un hueco en la cerca trasera del gimnasio, caminó hacia el salón de clases. Cuando estuvo frente a la profesora Beatriz, ella le suplicó que no la matara e intentó quitarle el arma. Sin embargo, el sujeto oprimió dos veces su dedo índice y apuntó el arma hacia su exconcubina y le disparó.
Herida ella trató de escapar, pero Tomás González Miranda, le propinó dos tiros más.
Las detonaciones hicieron un eco errabundo en el pabellón escolar y dentro del salón de la clase de música, ubicado en el gimnasio del plantel.
Los estudiantes que presenciaron la aterradora escena narraron que la docente cayó al piso y la sangre comenzó a correr como un río por la superficie manchando su ropa e inundando la escena.
Estudiantes y profesores llamaron una ambulancia, pero la docente se despedía dolorosamente y su voz se apagó.
Algunos alumnos revelaron que Tomás, antes de matar a Beatriz, le susurró unas palabras y ella le respondió: ‘eso no es así’.
Luego de cometer el feminicidio el asesino huyó hacia la playa El Salado. En la madrugada lo vieron caminando a orillas de la carretera Panamericana con dirección a Natá de los Caballeros. Luego se detuvo en un restaurante y, posteriormente, llamó a un pariente para indicarle que había matado a Beatriz y que se iba a suicidar.
Parroquianos en un centro comercial de Natá lo vieron en el área, no obstante la policía llegó tarde porque se movió del lugar rápidamente.
Un inspector de la Policía de Tránsito que se dirigía hacia Llano Bonito de Pocrí, descubrió a González sentado a orillas de la citada carretera muy cerca al río Chico. El policía fue a inspeccionar y lo halló muerto con un balazo en la sien.
Bety, como conocían a la educadora, había llegado a Aguadulce desde Bocas del Toro con su primera pareja, un nicaragüense del cual se separó más tarde y con quien tuvo cuatro hijos. Fue entonces cuando conoció a Tomás González, quien al final en vez de protegerla y amarla, le arrancó la vida.
Un año antes de ser asesinada se había separado de él, pues era un tipo rudo, tosco y adicto al alcohol y a algunas drogas. Además, la agredía físicamente y la acosaba, por lo que ella había sacado una orden de alejamiento. Pero Tomás violó esa disposición y terminó preso. Salió después de pagar una multa de 700 dólares.
Julissa Sánchez, una de sus amigas, recordó que Bety le contó que sentía temor por su vida y estaba desesperada porque Tomás la había amenazado con matarla, tras salir de la prisión. Las amenazas eran constantes e incluso el hombre un día entró a la casa de Bety y ella salió corriendo y se fue a dormir al cuartel de la policía de Aguadulce, provincia de Coclé.
Tras 17 años del brutal feminicidio, una de las estudiantes de Beatriz, que ahora tiene 34 años, recordó que siempre se cruzaba con la profesora por el pasillo del colegio apresuradas para llegar al salón.
Ese día ella se atrasó y cuando estaba llegando al colegio se encontró con una ambulancia y varias unidades de policía. Intrigada preguntó qué había ocurrido.
“¿Mataron a la profesora?”, le dijeron mientras sus compañeros lloraban aterrados por lo que habían presenciado frente a sus ojos.
“No lo podía creer. Gracias a Dios no estaba en ese salón”, recordó. Y añadió que la educadora siempre andaba con una sonrisa.