El trágico final de una antropóloga

El asesinato de Myrna Mack fue perpetrado por un sargento del Ejército.
  • domingo 08 de diciembre de 2024 - 12:00 AM

La muerte violenta de Myrna Mack marcó un punto crítico en la lucha por los derechos humanos en Guatemala, revelando la brutalidad del conflicto armado que devastó al país durante más de tres décadas.

A Myrna, antropóloga y miembro fundadora de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales (AVANCSO), dedicada su vida a documentar y exponer la difícil realidad de las comunidades indígenas desplazadas, víctimas de la violencia estatal, le arrebataron la vida el 11 de septiembre de 1990.

El crimen fue cometido por Noel de Jesús Beteta Álvarez, un sargento del Ejército guatemalteco, quien atacó a Myrna con un cuchillo, propinándole 27 puñaladas frente a las oficinas de AVANCSO.

La investigación reveló que este asesinato no fue un crimen común, sino un acto planificado por las fuerzas de seguridad del Estado debido al trabajo de Mack en la documentación de las violaciones de derechos humanos durante el conflicto armado.

El hecho ocurrió a plena luz del día, reflejando la impunidad con la que operaban las estructuras de represión. La investigación concluyó que Beteta actuó bajo las órdenes de oficiales superiores vinculados a la inteligencia militar, específicamente el Estado Mayor, una entidad conocida por sus operaciones de contrainsurgencia y ejecuciones selectivas. Este asesinato, por su brutalidad y motivaciones políticas, se convirtió en un caso emblemático en la lucha por la justicia en dicha nación.

-El trabajo de Myrna en las zonas indígenas

Myrna lideró investigaciones en regiones como el norte de Alta Verapaz, donde las comunidades indígenas sufrían el impacto de las políticas de contrainsurgencia. Estas políticas, que consideraban a los desplazados como colaboradores de la insurgencia, justificaban actos de represión sistemática. En su obra “Política institucional hacia el desplazado interno en Guatemala”, publicada en 1990, Mack presentó un análisis exhaustivo sobre las condiciones inhumanas enfrentadas por estas poblaciones y las falencias en las políticas gubernamentales para garantizar su reintegración segura.

Este trabajo atrajo la atención nacional e internacional, pero también la convirtió en un blanco de las fuerzas de seguridad. Cuatro días después de que las comunidades de Población en Resistencia (CPR) publicaran un comunicado denunciando las atrocidades del Ejército, Myrna fue asesinada en la Ciudad de Guatemala. Su muerte, perpetrada por agentes de inteligencia militar, fue parte de una estrategia de “asesinatos selectivos” dirigida contra activistas, académicos y defensores de derechos humanos.

-La lucha de Helen Mack por justicia

El caso de Myrna Mack cobró relevancia no solo por el crimen en sí, sino también por la incansable lucha de su hermana, Helen Mack, quien llevó a cabo un proceso judicial sin precedentes en el país. Gracias a su esfuerzo y al apoyo de organizaciones de derechos humanos, Helen logró sentencias contra el autor material, Noel de Jesús Beteta, y el coronel Juan Valencia Osorio, quien fue identificado como autor intelectual del asesinato.

Este proceso judicial fue un hito en la lucha por la justicia en Guatemala, ya que fue una de las pocas condenas logradas en un contexto de impunidad generalizada en el país. Sin embargo, la sentencia contra el coronel Valencia Osorio fue anulada en 2002, lo que dejó el aspecto intelectual del crimen sin resolver y perpetuó la sensación de impunidad en el país.

-El rostro de la impunidad: Noel Beteta

El autor material del asesinato, Noel de Jesús Beteta Álvarez, fue condenado a 30 años de prisión por su participación en el crimen. El caso de Beteta es emblemático, ya que muestra cómo un miembro de las fuerzas armadas, formado dentro del aparato represivo del Estado, se convirtió en un ejecutor de la violencia estatal. Beteta, que creció en un país marcado por el conflicto armado, se alistó en el Ejército de Guatemala durante su juventud y ascendió a sargento mayor, desempeñándose en los cuerpos de inteligencia militar que fueron clave en las operaciones de represión del gobierno.

El juicio contra Beteta fue posible gracias al trabajo de Helen Mack, quien luchó por que el caso fuera llevado a tribunales a pesar de la creciente impunidad. Sin embargo, su condena sigue siendo una de las pocas en un contexto de violaciones sistemáticas de derechos humanos en Guatemala.

-El legado de Myrna

El asesinato de Myrna expuso las profundas cicatrices del conflicto armado y destacó la valentía de quienes, como ella, dedicaron su vida a defender a los más vulnerables en un contexto de opresión estatal. Su legado perdura como símbolo de resistencia y compromiso con la verdad y la justicia, y su caso sigue siendo un referente para las víctimas de violaciones de derechos humanos en Guatemala.

La lucha por la justicia en su nombre continúa, enfrentando los retos de un sistema judicial marcado por la impunidad. A través de su trabajo y la perseverancia de su familia, Myrna Mack se mantiene viva como un ícono de la lucha por los derechos humanos en Guatemala.

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