El crimen por el que Kayle terminó en ejecución letal

luego de más de cuatro décadas en el corredor de la muerte, lo ejecutaron con inyección.
  • domingo 24 de agosto de 2025 - 12:00 AM

El martes 19 de agosto de 2025 una nueva página a su historial de castigos extremos. Ese día fue ejecutado Kayle Bates, de 67 años, un exmilitar que pasó más de cuatro décadas en el corredor de la muerte. Según reportes de los medios, con su muerte, Florida alcanzó las diez ejecuciones en solo ocho meses, la cifra más alta de su historia reciente.

Los registros judiciales recuerdan a Bates como un hombre de pasado militar y presente oscuro. En junio de 1982, secuestró a Janet Renee White, de 30 años, trabajadora de una oficina de seguros en Bay County. La llevó hasta un área boscosa, la apuñaló y le robó un anillo de diamantes. Según publicó una agencia de noticias, la víctima fue atacada después de que Bates irrumpiera en su lugar de trabajo y la obligara a salir bajo amenaza.

El caso estremeció a la comunidad y derivó en una rápida investigación. Como reseñó People, Bates fue detenido poco después con su ropa ensangrentada y con la joya de la víctima en su poder. El jurado no tardó en encontrarlo culpable y en 1983 recibió su primera condena a muerte.

La defensa de Bates agotó todos los recursos posibles. De acuerdo con el medio público WUSF, sus abogados argumentaron que sufría de daños cerebrales y que había recibido asesoría legal deficiente durante el juicio. Sin embargo, la Corte Suprema de Florida rechazó esas apelaciones en varias ocasiones.

En 1995 se repitió el juicio de sentencia, pero el resultado fue el mismo: pena capital. Según publicó el portal Times Union, los intentos de su defensa por presentar pruebas de ADN y reclamos de irregularidades en el jurado también fueron denegados.

El peso de una firma

La ejecución de Bates se concretó después de que el gobernador Ron DeSantis firmara la orden el 18 de julio de este año. WUSF recordó que el funcionario ha mantenido una política firme en favor de la pena capital y que, bajo su gestión, Florida ha acelerado los procesos de ejecución.

Un mes después, la fecha se cumplió. El martes 19 de agosto, a las 6:00 de la tarde, Bates recibió la combinación de tres químicos letales. Según detalló CBS News, el procedimiento incluyó un sedante, un paralizante y un agente para detener el corazón. Fue declarado muerto a las 6:17 p. m.

Cuando se le ofreció una última comida, Bates la rechazó. También dijo “no” al preguntársele si deseaba expresar unas últimas palabras o recibir a un consejero espiritual. Bild, medio alemán que cubrió la ejecución, describió el momento como una escena de “silencio absoluto”.

En la sala de testigos se encontraba Randy White, viudo de la víctima. Él mismo relató que había prometido acompañar cada etapa del caso hasta ver cumplida la sentencia. “Pude asegurarle a Renee, mentalmente, que su asesino fue finalmente responsabilizado”, dijo.

Un récord sin precedentes

El País de España subrayó que esta fue la décima ejecución en Florida en 2025, lo que coloca al estado como el que más aplica la pena de muerte en todo el país. El récord anterior era de ocho ejecuciones en un año, alcanzado en 2014.

Según una agencia de noticia, con la muerte de Bates se elevó a 29 el número de personas ejecutadas en Estados Unidos en lo que va del año, la cifra más alta en cinco años. Florida concentra más de un tercio de esos casos, mientras que Texas y Carolina del Sur suman cuatro cada uno.

El calendario de muertes no termina aquí. Times Union informó que ya están fijadas otras dos ejecuciones: Curtis Windom, programado para el 28 de agosto, y David Pittman, señalado para el 17 de septiembre.

La política de ejecuciones masivas no ha estado exenta de críticas. Un reportaje de The Daily Beast reveló que más de 130 veteranos firmaron una carta dirigida a DeSantis pidiéndole suspender la pena de muerte contra exmilitares, especialmente aquellos con traumas de guerra. “Son hombres rotos por el servicio y el Estado los abandona”, advirtieron.

Organizaciones como la Florida Association to Abolish the Death Penalty denunciaron, según recogió El País, que casos como el de Bates muestran las grietas del sistema: largos procesos, pruebas no consideradas y dudas sobre la representatividad de los jurados.

ganza

El caso de Kayle Bates revive un debate profundo. Para unos, como la familia de la víctima, el cierre judicial se cumplió tras 43 años de espera. Para otros, Florida atraviesa una etapa en la que el castigo capital se usa como símbolo político.