Descuartizó a su compañera de cuarto y la metió en una maleta
- domingo 11 de mayo de 2025 - 1:00 AM
El 19 de marzo de 2025, la tranquila ciudad de Groton, Connecticut, se vio sacudida por un horror inimaginable. El cadáver desmembrado de Suzanne Wormser, de 58 años, fue hallado dentro de una maleta abandonada cerca del cementerio Colonel Ledyard.
Este macabro descubrimiento dejó a la comunidad atónita y con escalofríos, mientras se desvelaba un crimen que desafiaba toda lógica humana.
La policía arrestó a Donald Coffel, un hombre de 68 años, quien confesó haber asesinado brutalmente a Wormser durante una discusión sobre drogas.
En una revelación escalofriante, el acusado admitió que había dormido junto al cadáver durante una semana y media antes de desmembrarlo y abandonarlo en el cementerio. La naturaleza del crimen es tan perturbadora que ha dejado a muchos cuestionando la capacidad del ser humano para cometer tales actos de violencia.
Coffel enfrenta múltiples cargos, incluyendo asesinato, manipulación de pruebas y disposición ilegal de un cadáver.
Su arresto se produjo tras una serie de investigaciones que revelaron la brutalidad del crimen. Los detectives, tras recibir un aviso de la hermana de Wormser, quien había estado preocupada por la falta de noticias, acudieron al apartamento de la víctima, ubicado a menos de 300 metros del lugar donde se encontró la maleta. Allí se encontraron con una escena aterradora: sangre salpicaba las paredes, alfombras y muebles, y un bate de béisbol ensangrentado y restos de cabello fueron hallados escondidos detrás de una estantería.
El horror no terminó ahí. La confesión de Coffel y las pruebas encontradas en su hogar apuntan a un acto de violencia desmedida y deliberada.
Los investigadores descubrieron un bate de béisbol con rastros de sangre, una sierra manual y ropa de mujer con manchas de lo que parecía ser sangre, reforzando la hipótesis de un homicidio brutal.
La comunidad, ya de por sí inquieta, se vio envuelta en un torbellino de rumores tras el hallazgo de al menos once restos humanos en varios puntos de Connecticut, Rhode Island y Massachusetts durante el mismo período.
Aunque algunos residentes temían que Coffel pudiera ser un asesino en serie, las autoridades rápidamente desestimaron tales especulaciones, asegurando que no había vínculos entre su caso y otros hallazgos macabros en la región.
Sin embargo, el alcalde de Groton, Keith Hedrick, trató de calmar a la comunidad, afirmando que Groton sigue siendo una de las ciudades más seguras del noreste. A pesar de sus palabras, el miedo y la desconfianza han comenzado a infiltrarse en la vida cotidiana de los residentes, quienes ahora miran con recelo a sus vecinos.
Coffel, que se encuentra bajo custodia con una fianza fijada en un millón de dólares, compareció a su audiencia inicial desde el hospital, donde recibe tratamiento por cáncer. Su vida, marcada por la violencia y la desesperación, ahora se entrelaza con la historia de una mujer cuya vida fue truncada de forma cruel y despiadada.
A medida que la investigación avanza, la comunidad de Groton se aferra a la esperanza de que la justicia prevalezca, aunque las sombras de este crimen continúan acechando su paz.