Caníbal guardaba los cadáveres en un refrigerador y los freía en sartén

José Luis Calva Cepeda es uno de los asesinos en serie mexicanos más aterradores en la historia reciente de la ciudad de México.

Se autoproclamaba como un escritor, poeta y dramaturgo, y su infancia fue igual de tormentosa que su adultez. Su padre murió cuando era pequeño, y su madre golpeó y torturó a sus seis hijos por años. Los obligaba a decirle papá a todos los hombres que llevaba a su hogar.

Cuando Calva Cepeda cumplió siete años sufrió abuso sexual por parte de un adolescente de 16 años. A los 12, su madre, quien siempre lo maltrató física y psicológicamente, lo corrió de su casa y comenzó a vivir en la calle.

Siempre fue un niño introvertido que, a pesar de todo buscaba la aprobación de su madre, pero nunca lo consiguió. Muchos creen que fue el silencioso rencor hacia su madre lo que detonó el odio que tenía a las mujeres.

El conocido Caníbal de Guerrero, se decía a sí mismo poeta, periodista, escritor y actor. Escribió al menos una decena de novelas y obras de teatro, pero su especialidad siempre fue la poesía.

De hecho, durante una época se ganó la vida vendiendo sus obras, recitando poesía y monólogos en las calles de la ciudad de México. Enamoraba a sus víctimas con detalles como chocolates y flores.

Se convirtió en femicida serial, tras haber asesinado a tres mujeres con un modus operandi similar. El asesino en serie, según la disciplina criminológica es quien comete tres o más asesinatos, generalmente con el mismo método de operar, durante un extenso período y, normalmente, con un lapso de enfriamiento entre cada crimen. Calva Cepeda cumplía con esas características.

La detención del Caníbal de Guerrero se dio el 8 de octubre de 2007, y fue acusado de canibalismo y tres homicidios. Las autoridades mexicanas lo atraparon en el departamento en el que vivía, en la colonia Guerrero, de ahí el apodo que se le dio, luego de que la familia de Alejandra Galeana Garavito, su pareja de 32 años y con quien tenía dos hijos, denunciaran su desaparición el 5 de octubre de ese mismo año.

Los vecinos del edificio en el que vivía José Luis, reportaron un olor insoportable en el lugar. Cuando los policías entraron, encontraron el tronco de Alejandra en un clóset, mientras que otras partes de su cuerpo, fueron halladas en el refrigerador cortadas en trozos.

También encontraron su antebrazo frito en un sartén.

El asesino negó ante las autoridades haber practicado canibalismo, pero sí se declaró culpable de asesinato, aunque eso no cambió la postura del entonces fiscal Gustavo Salas, quien mantuvo la línea de la premeditación y consumación"En caníbal.

”En la sartén se encontraron restos de esta carne y un plato con cubiertos y hasta con un limón que nos hace presumir que las consumió”.

El asesino hizo sus declaraciones en el Hospital Xoco, ya que cuando fue sorprendido por los agentes, se aventó por la ventana de su apartamento, lo que hizo que sufriera una conmoción cerebral leve. Se le vinculó también con el asesinato de otra de sus exnovias, quien también encerró en un automóvil desnuda para que no pudiera escapar, y llegando a un basurero, la descuartizó.

También, de igual forma, se le relacionó con el asesinato de una trabajadora sexual, ya que tenía características similares a las otras dos mujeres ultimadas por él.

Otro asesinato con el que se le relacionó fue el de otra exnovia presuntamente maltratada por este hombre. Se trataba de Olga Libia, una maestra de inglés de 23 años a quien obligó a ver películas pornográficas de zoofilia y a tener relaciones sexuales sadomasoquistas.

José Luis Calva Cepeda murió el 11 de diciembre de 2007, tras presuntamente suicidarse en su celda de la cárcel, usando un cinturón, sin embargo, hubo varias dudas sobre si esto fue real, pues según su hermana, el cuerpo mostraba señales de tortura y violación.

Andrés Filomeno Mendoza Celis, mejor conocido como el Caníbal de Atizapán, un sujeto de 72 años que realizó diversos femicidios y, quien cayó en mayo de 2021, tras la desaparición de Reyna González Amador, esposa de un policía del Estado de México.

En un cuarto subterráneo había enterrado al menos a 17 mujeres, un hombre y un niño, pero esa es otra historia.