Despiden a Érika

Tristeza y silencio fue lo que imperó la tarde del lunes en la iglesia San Juan Bosco, en Pedregal, durante el sepelio de la joven asesinada Érika Montenegro, de 29 años.

El féretro que contenía los restos de Érika llegó a la iglesia aproximadamente a la 1:45 p.m., luego de que fueran velados en la residencia de su tío, ubicada en el sector de la ERSA, San Joaquín.

Fue precisamente allí, donde la joven se dirigía el pasado domingo 6 de noviembre, cuando recibió un tiro en la cabeza momentos en que viajaba en un taxi, tras haber salido en horas de la madrugada de una discoteca, en Rana de Oro. En la balacera murió el taxista Víctor Batista.

Cuando Érika llegó al Hospital Santo Tomás, donde fue trasladada, tenía muerte cerebral.

Horas después, sus familiares decidieron desconectar la máquina que la mantenía con vida.

Poco a poco parientes y amigos abarrotaron el templo religioso para darle el último adiós a la joven, que dejó en orfandad a cinco niños. Los presentes se acercaban al féretro para contemplar por última vez su rostro.

Erika, según sus conocidos, soñaba, antes de ser asesinada, con abrir un salón de belleza, pues le gustaba peinar a las muchachas del barrio.

‘Ella era la alegría de la familia y perdonamos a los que la lastimaron’, expresó con lágrimas un familiar de la víctima, al final de la ceremonia funeral.