- lunes 17 de junio de 2024 - 8:34 PM
El 9 de agosto de 1987, el administrador de un edificio ubicado en la ciudad de Filadelfia , Pensilvania, Estados Unidos, llamó a la policía para informar de un macabro hallazgo dentro de uno de sus apartamentos donde salían fuertes olores que se propagaban por todas partes. El inquilino de esa habitación era hombre llamado Harrison Graham, de 28 años, quien había sido echado de allí por sus vecinos.
El administrador dijo a la Policía que Graham, antes de irse, había clavado varias maderas en una de las habitaciones y cuando entraron vieron restos de comida podrida, basura y ropas sucias plagadas de moscas y excremento de perros en el piso.
Lo más perturbador, dijo el administrador, es que cuando uno de los inquilinos miró por la cerradura de la habitación clavada con madera, vio el cuerpo de una mujer muerta sobre una cama. Eso los dejó en shock.
Cuando los oficiales llegaron al sitio y lograron quitar la madera y abrir la puerta, observaron en la desordenada y fétida habitación dibujos de mujeres desnudas y descuartizadas en las paredes, así como la marca de unos dedos ensangrentados.
Sobre un sucio colchón yacía el cadáver desnudo de una mujer afroamericana en avanzado estado de descomposición y a un costado de la cama sobre un montón de basura hallaron otro cuerpo de un mujer completamente desnudo e hinchado.
La búsqueda por parte de la policía siguió y días después hallaron un cuarto cadáver momificado envuelto en sábanas. En la tarde ubicaron un quinto cuerpo aplastado entre dos colchones. Un sexto cadáver fue ubicado dentro de un armario envuelto en una lona y atado con un cable y una séptima víctima descuartizada.
Los inquilinos dijeron a la policía que tenían cuatro años de estar soportando los malos olores que provenían del cuarto alquilado por Graham y como los malos olores ya se hacían insoportables decidieron expulsarlo.
Además, añadieron, Graham había convertido su habitación en un lugar donde llevaba a mujeres para drogarlas y tener relaciones sexuales con ellas.
La Policía emitió una orden de arresto contra Graham, pero se desconocía su paradero. Su fotografía fue difundida por los periódicos, pero los esfuerzos fueron en vano. No fue hasta el 17 de agosto de 1988 que Graham fue capturado cuando su madre llamó a la policía informando que su hijo la había llamado para pedirle un plato de comida y ella lo había persuadido que se entregara. Así que ella los llevó a un callejón donde Graham los estaba esperando y se entregó.
Graham aseguró al principio que no había matado a nadie, que esos cadáveres ya estaban allí cuando se mudó al apartamento en 1983, pero las autoridades no le creyeron.
Finalmente, confesó que estranguló a 4 mujeres y se mostró arrepentido de lo que había hecho y entregó las identidades de 5 de las víctimas para facilitar las investigaciones de la policía.
Según su declaración, cometió el primer asesinato a finales de 1986, y mató a una de las víctimas únicamente porque descubrió uno de los cuerpos.
Sus vecinos contaron a los investigadores que Graham era un hombre de costumbres extrañas, pero tranquilo.
Posteriormente, las víctimas fueron identificadas como: Cynthia Brooks, de 27 años; Valerie Jamison, de 25 años, Mary Jeter Mathis, de 36 años; Barbara Mahoney, de 22 años; Robin DeShazor, de 29 años; Sandra Garvin, de 33 años; y Patricia Franklin, de 24 años. DeShazor había sido su novia.
El juicio de Harrison Graham comenzó el 7 de marzo de 1988 y en el transcurso de los procedimientos, Graham parecía estar completamente calmado.
El 28 de abril de 1988, Graham fue declarado culpable de todos los cargos, por los que recibió seis penas de muerte y una cadena perpetua.
Como indulgencia para Graham, el tribunal dictaminó que las penas de muerte solo se llevaran a cabo después de cumplir su cadena perpetua, lo que significa que nunca será ejecutado.
Graham aún se mantiene vivo y ejerce como ministro en la cárcel de Pensilvania.